En esta última entrega recupero los razgos esenciales que permiten asumir los dinamismos de la participación eclesial, en forma de red y a modo de procesos eclesiales que miran a largo plazo. Las cuales, necesitan continuidad en el acompañamiento, así como de una estructura flexible pero consistente, y con liderazgos capaces de adaptación y de lectura de los signos de los tiempos. De la que hablé en los textos anteriores.
No existen fórmulas preestablecidas para la planificación apostólica, ni tampoco se puede uniformar la experiencia de la planificación en estas redes, ya que cada una de ellas debe responder a su propia identidad y su camino de discernimiento según sus propios «tiempo, lugares y personas».
Reconocer, en este caso de referencia, la irrupción de un «Nuevo Sujeto Eclesiológico Emergente» expresado en redes eclesiales territoriales. Un sujeto territorial y temático que se ha expresado en el marco de un mundo en transición y que en el ámbito eclesial se delinean a partir de la Laudato Si´, en el Sínodo Amazónico y Querida Amazonía y en la Fratelli Tutti.
La misión, y la planificación, de estas redes debe partir de un hecho o fenómeno de incuestionable relevancia al identificar la presencia del Cristo crucificado en medio de la realidad, en medio de los más vulnerados, y parten del llamado a una respuesta eclesial en clave de construcción del Reino como llamado a la convergencia ante la(s) urgencia(s).
Perspectiva pascual
La suma de fragilidadeses el elemento que da razón de ser, tono y ritmo, y es lo único que permite superar las diferencias, distancias y vacíos. Este es el factor definitorio del modo de planificación apostólica de estos procesos.
Es necesario hacer un profundo y serio proceso de reflexión histórica (identificar lo que ya se ha intentado como Iglesias -aciertos y errores- y lo que ha marcado a estos territorios o temáticas), de un análisis de la realidad (en clave socio-político-ecológico-pastoral) y de un serio diagnóstico territorial o temático.
Es imprescindible tener un adecuado mapa de actores alrededor del territorio y el tema, identificando aquellos eclesiales que deberían ser parte de la red, aquellos aliados específicos, espacios en los que se debería incidir, y los otros con miradas distintas o contrarias, para tener especial atención y precaución con respecto de estos.
El proceso de reflexión sobre la realidad, y toda la planificación apostólica, debe implicar una participación directa de los sujetos específicos involucrados, es decir, las instancias pastorales particulares que trabajan con relación a esto, y los propios actores territoriales o temáticos impactados por esta realidad, como verdaderos sujetos.
Características específicas para la planificación apostólica
Ser Red
Superar las visiones existentes de respuesta pastoral parcial o fragmentada. No debe sustituir instancias existentes, sino potenciar las existentes (promover una mayor articulación, superar la fragmentación, o crear procesos nuevos que no podrían ser producidos sin esta visión integrada de red). Una red conecta nodos, respetando la identidad particular.
Visión inter-dimensional. Superar la perspectiva fragmentada del conocimiento o la visión unidimensional que muchas veces se establece en nuestros procesos de planificación eclesial. Las dimensiones a ser consideradas como esenciales son las que se plantean en la categoría de ecología integral en Laudato Si´ (No. 137 a 162): social, económica, política, ambiental, cultural, espiritual, y las consideraciones particulares sobre la vida ordinaria, el principio del bien común y la justicia entre generaciones.
Estructura ligera, mínima, con un esquema funcional sólido y con claros núcleos de gobierno, dirección y gestión, toma de decisiones, espacios de diálogo y consenso, y equipos de trabajo insertos.
Definición de estructura y respuesta multi-escalar estructurada de abajo hacia arriba: local, nacional, territorial o regional, e internacional.
Ser Eclesial
Participación explícita en la dirección y definición de directrices de las instancias eclesiales contenidas en el territorio. Para esto es importante mantener una visión Eclesial amplia, de modo que se asegure la participación explícita del Episcopado local, nacional y regional, de la Vida Consagrada, de instancias especializadas como Cáritas, y todas las asociadas en esos niveles.
Establecer un modo de conexión formal y explícito con las instancias correspondientes al nivel de acción de la Iglesia: sean Dicasterios, estructuras Continentales, Conferencias Nacionales o a nivel Diócesis y parroquia para el adecuado acompañamiento, resolución de conflictos, y cuidado de la relación intra-eclesial.
Elaborar la propuesta con un sustento proveniente de la Doctrina Social de la Iglesia, el Magisterio Latinoamericano, y el itinerario eclesial del Papa Francisco, como base de todo el ser y quehacer de las redes.
Ser Territorial-Temática
Definir los elementos esenciales de la identidad de la Red a partir de su enfoque prioritario: territorial o temático. Deben partir necesariamente del diagnóstico de la realidad.
Crear una base de identidad o misión, a modo de documento orgánico o estatuto construido de manera colegiada.
Establecer equipos de trabajo en las distintas instancias y niveles, a partir del conocimiento directo de la realidad, y de la presencia efectiva de la Iglesia, y de instancias aliadas, en los distintos niveles.
Crear planes de trabajo mínimos, pero sólidos, sobre la base de una construcción progresiva.
Crear proyectos abarcantes, amplios y flexibles, que aseguren continuidad y sustenten financieramente los procesos-servicios definidos de manera colegiada, promoviendo una gestión compartida. Conforme se vaya madurando en los procesos se irán descentralizando las acciones y servicios, por tanto también proyectos y recursos, para fortalecer un dinamismo más sustentable en el tiempo.
Definir adecuadamente el modo y grado de pertenencia según la dinámica territorial o temática.
Crear grupos de reflexión y de estudio especializado según la dimensión territorial o temática, con la ayuda de las distintas redes eclesiales, tanto para el sustento teológico-pastoral, como lo académico, social, etc.
Bipolaridades: Global – Territorial; Periferia – Centro ; Abajo Hacia Arriba.
“La esencia de la Iglesia está en su misión de servicio al mundo,
En su misión de salvarlo en totalidad y de salvarlo en la historia, aquí y ahora.
La Iglesia está para solidarizarse con las esperanzas y los gozos,
con las angustias y tristezas de los hombres”.
San Óscar A. Romero. Discurso en Lovaina, 1980
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