Evangelio del domingo 15 de junio

«Creer en la Trinidad tiene implicaciones éticas: donarnos en amor los unos a los otros».

Junio

  • Prov 8, 22–31
  • Sal 8
  • Rom 5, 1–5
  • Jn 16, 12–15

§ Nuestra fe es trinitaria: el Misterio de Salvación que celebramos todos los días en las misas y en los sacramentos, y que recientemente celebramos con mayor intensidad en tiempo de la Pascua, es un Misterio de Salvación Trinitario. No podemos perder eso de vista, ni separar al Padre del Hijo ni del Espíritu Santo, pues ellos actúan en unidad y comunión. El evangelio de hoy nos muestra eso, la acción del Hijo, del Padre y del Espíritu Santo que están en una profunda relación. La Trinidad es un Misterio, pero Jesús–Cristo es nuestra puerta de entrada y desde Él podemos tener un conocimiento interno da la Trinidad, que transforma nuestra vida personal y eclesial. Eso que Jesús–Cristo nos reveló es a lo que estamos llamados para llevarlo a la práctica.

§ Creer en la Trinidad nos lleva creer que Dios es comunión, una comunión amorosa, una comunión que los conduce a donarse entre Ellos y también a nosotros. Tal vez aquí está la invitación para aprender a vivir en nuestra Iglesia como imagen de la Trinidad, siendo un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo, y viviendo en comunión a pesar de nuestra gran diversidad, como una Iglesia en salida y sinodal.

§ La Trinidad contempló el mundo y vio la necesidad de hacer Salvación, y Dios por amor se encarnó. Dios se donó a nosotros para traernos la Salvación.

Tal vez hoy podamos aprender de eso y contemplar ese dolor del mundo para ser portadores de la Salvación de Cristo, compartiéndola en donación amorosa con los descartados, rechazados y angustiados.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán

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