
A la luz de nuestra sociedad de consumo y una cultura de muerte, que censura y relativiza lo ético, podemos encontrar pistas ignacianas en la película El niño y la garza (Hayao Miyazaki, 2023) que, no por nada, ganó el Oscar a la mejor película animada.

No hay violencia más violenta que la que ejerce un Estado contra sus propios ciudadanos, que pone a sus tres poderes y su fuerza policial a las órdenes no del bien común sino de una minoría insaciable.

Actualmente, en la mayoría de los países del mundo, hablar de fronteras equivale a hablar de violencia. Ante el resquebrajamiento del sistema de Estados nación, el incremento de los flujos migratorios, el aumento de las “economías criminales” y una férrea política de seguridad nacional como respuesta a dichos fenómenos, la violencia pareciera ser el lenguaje común de las fronteras del mundo.

Hace 12 años, cuando en el norte de México, en la frontera, los migrantes clamaban por su vida, la mirada no estaba puesta en el sur del país, en donde apenas y se reconocía que, en el paso fronterizo con Guatemala, existía un problema de seguridad.

Hace dos meses más o menos decidí que para mayo escribiría sobre María, pensé que era cosa de sentarme y escribir. ¡Ingenua de mí! Me molestan y estorban mucho los términos de «virgen» y «madre», y no porque ella no lo sea, sino por lo estereotipado que tenemos esos conceptos en nuestro imaginario.

En algún momento de nuestro seguimiento del Señor experimentaremos una muerte, la lejanía de un motivo para seguir esperando, la desilusión de nuestra confianza o la vulnerabilidad que monopoliza nuestra perspectiva.

En la entrega anterior expliqué que acercarse a la espiritualidad por los verbos, además de interesante, permite mirar el trabajo evagélico de Jesús por sus acciones a modo de invitaciones que revelan la verdad profunda de la espiritualidad que no es doctrina sino seguimiento.

La Semana Santa es uno de los momentos más bellos de la Iglesia, pues recordamos cómo la vida de Jesús y sus acciones para con toda persona, cambian los corazones de cualquiera que se deja mirar por el Amigo y Maestro.

Ante las dificultades de la vida que nos golpean muchas veces de forma inesperada uno tiende a preguntarse: ¿Por qué a mí? ¿Por qué soy estéril? ¿Por qué perdí a mi familiar de esta manera? ¿Por qué padezco esta enfermedad? ¿Por qué me pasa esto precisamente a mí? ¿Por qué desparecieron a mi hermana? ¿Por qué me asaltaron con lujo de violencia? ¿Por qué este accidente?

Se cumplen 11 años del inicio del pontificado del papa Francisco. Por muchos lados este periodo ha representado un signo de contradicción porque ha asumido toda la renovación del Concilio Vaticano II, toda la tradición de la Iglesia y los aportes creativos de la Iglesia y la teología latinoamericana, lo que a muchos sectores de la Iglesia incomoda.