«Abro mi mente y te doy gracias, Jesús.
Abro mis brazos y te abrazo, mientras la cálida luz vespertina entra por la vieja ventana.
Aquí también hay sombras, bellas, que caen sobre cuerpos que andan. Dan algunos pasos y en ocasiones se detienen, y con sus manos juntas sobre el pecho contemplan la tierra mojada por la llovizna, el movimiento de los árboles por el viento, las espesas nubes.
Abro mi espíritu y te beso en la frente, Padre.
Y tu tierna mirada se desliza, hasta de mi corazón su mirada».
Foto de portada: Vytautas Markunas_cathopic
2 respuestas
¡Hermoso poema…inspirador!!!
Mil gracias y bendiciones.
Muchas gracias Martha Judith. Bendiciones !