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Silencio en proximidad

«Abro mi mente y te doy gracias, Jesús.

Abro mis brazos y te abrazo, mientras la cálida luz vespertina entra por la vieja ventana.

Aquí también hay sombras, bellas, que caen sobre cuerpos que andan. Dan algunos pasos y en ocasiones se detienen, y con sus manos juntas sobre el pecho contemplan la tierra mojada por la llovizna, el movimiento de los árboles por el viento, las espesas nubes.

Abro mi espíritu y te beso en la frente, Padre.

Y tu tierna mirada se desliza, hasta de mi corazón su mirada».


Foto de portada: Vytautas Markunas_cathopic

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