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Piratería: el consumo alternativo de cine 

Por Joel Fernando Jardon Madrigal y Samuel Eduardo Vaca Uribe*

Existen varios factores por los que las personas optan por consumir piratería. Algunos de éstos tienen que ver con la comodidad y la inmediatez, además de los gastos que implica el traslado y los gastos en boletos y dulcería. De acuerdo con las cifras de Canacine, durante 2022 se vendieron poco más de 181 millones de boletos de cine, 60 por ciento más que en 2021, aunque estas cifras están muy alejadas de los 350 millones de boletos que se vendieron en 2019, antes de la pandemia. 

La gente ha regresado poco a poco a los cines, pero no de la forma en que se hacía antes del 2020, cuando las salas fueron cerradas ante la pandemia por covid–19. Una de las razones que llevan a las personas a ver una película pirata es la mala distribución, pues las películas extranjeras —excepto las de Estados Unidos— tardan varios meses en llegar a los cines mexicanos, por lo que las ganas de verlas lo más pronto posible les lleva a recurrir a la piratería. 

Por esta razón, no sorprende saber que uno de los recursos que la gran mayoría de los estudiantes de la Licenciatura en Comunicación y Artes Audiovisuales del ITESO usa para poder ver películas o series es, precisamente, la piratería. Uno de los aspectos fundamentales es la gran cantidad de información que descubrimos en relación con este medio alternativo de entretenimiento, y, más allá de hablar de si su consumo y distribución son legales o no, compartimos algunos datos acerca de la piratería en nuestro país. 

—México es el segundo país con mayor número de descargas de películas piratas a escala mundial. 

—En 2005, Francisco Guerra, director del Programa Antipiratería en México de la Motion Picture Association of America (MPA), afirmó que 80 por ciento de las películas vendidas en México eran de procedencia pirata, lo cual equivalía a 3 mil 800 millones de pesos en pérdidas. 

—Las páginas o sitios web que ofrecen contenido audiovisual de manera gratuita o ilegal registraron 2 mil 532 links en los que se encontró alguna película mexicana estrenada entre los años 2019 y 2021. El año que presentó el mayor número de visualizaciones fue 2020 (6.4 millones), con 54 por ciento de los 106 títulos estrenados. 

—De acuerdo con el Anuario Estadístico de Cine Mexicano, realizado por Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), los principales sitios en los que se venden películas o series piratas en el Área Metropolitana de Guadalajara son el Mercado San Juan de Dios, la Plaza de la Tecnología, el mercado de El Santuario y el mercado de Abastos. A escala nacional, los principales centros de distribución se encuentran en Ciudad de México: Tepito, Central de Abastos, Plaza de la Tecnología, Plaza Meave, Plaza Centrocel Teresa, Bazar Peri Coapa. El resto de los estados con mayor distribución de piratería son Estado de México: Chiconcuac; Nuevo León: Mercado de la Pulga del Río y centro de Monterrey; Puebla: Centro Comercial Jorge Murad Macluf “La Fayuca”; Guanajuato: San Francisco del Rincón, Centro de León y Moroleón, y Chihuahua: El Pasito, Plaza de la Tecnología. 

Gráficas de los principales mercados en el país donde se vende piratería. 

Aunque muchos pensaron que el streaming podría ponerle fin a la piratería en formato físico, la realidad es que los consumidores solamente cambiaron al formato digital, con lo que pueden tener todo un mundo de producciones cinematográficas a su alcance sin pagar un solo centavo y en cualquier momento, siempre y cuando tengan acceso a un dispositivo con internet. 

A fin de cuentas, lo importante es que el cine se vea y llegue a la mayor cantidad de público posible, pero es importante ponernos a pensar quiénes realmente son los ganadores y perdedores con el consumo de piratería, quién se beneficia de su consumo y a cuáles sectores de la industria afecta. ¿Realmente el beneficio va para el vendedor del puesto de pelis? ¿O ayudamos a fomentar un problema más grande, como el crimen organizado y el creciente control de amplios sectores de la economía? ¿Son realmente los cineastas los que pierden cuando su película se ve en versión pirata? ¿O afecta sólo a las grandes cadenas de cine y los distribuidores? Es un tema que da para mucho más análisis y, sin duda, las opiniones del espectador ayudan a entender las claves del consumo de piratería. 

¿Y tú, qué opinas de esta situación? ¿Consumes alternativo? 


*Joel Fernando Jardon Madrigal y Samuel Eduardo Vaca Uribe son estudiantes de la Licenciatura en Comunicación y Artes Audiovisuales en el ITESO. Este artículo forma parte de la investigación “Piratería audiovisual en Guadalajara” que se realiza en el PAP Mirar la ciudad con otros ojos, primavera 2023. 

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