Los apegos y la psicopatología en el camino espiritual

En muchas ocasiones buscamos de manera desenfrenada asegurarnos el futuro a través de actos ilusorios, vividos como positivos, hasta que nos muestran su falsedad, o en otras ocasiones seguimos en esta dinámica sin darnos cuenta de ello. El escritor Ken Wilber observa en esta actitud una relación con el proceso actual de vida, en el que queremos dominar nuestras bases biológicas, instintivas o emocionales y evitar recuperar la trascendencia o la búsqueda de experiencias sutiles.

Esto cuestiona las bases de nuestras decisiones, como descubrió Sigmund Freud el siglo pasado, al señalar la ambigüedad y como una gran parte de éstas están determinadas por factores desconocidos. Así, en el mejor de los casos, nuestro camino se ve marcado por una constante dinámica de prueba y error a partir de los resultados de nuestros actos.

Las personas sumergidas en problemáticas de salud mental, en algunas ocasiones,  por mantener una honorable fachada o una imagen correcta ante la sociedad, evitamos estar en contacto con nosotros o nosotras mismas y también utilizamos el juicio sobre los defectos de los otros o las otras como modo de prevención ante la posiblida de vivir un ego lastimado o la buena imagen afectada, generando confusión sobre quiénes somos y quiénes deberíamos ser; esta situación, al extremo, puede generar estados depresivos o ansiógenos (Esteban Laso define como uno de los objetivos de la psicoterapia el de ayudar a las personas a descubrir quiénes son en realidad, y Juan Luis Linares y Carmen Campo desarrollan la idea de la «honorable fachada» como una condición vinculada a síntomas en salud mental).

Es por esto que la búsqueda espiritual se puede ver afectada por decisiones impulsivas, por actos compulsivos o atravesada por una serie de dinámicas de un deber ser, infructuosas y ajenas al entendimiento del funcionamiento de la sociedad y el individuo. Mantenemos injusticias, y una actitud negada al espíritu, sin ser reconocida e inclusive normalizada.

La complejidad del proceso

Suena provocador e interesante el desapego material; por ejemplo, Jesús lo recomendaba cuando le preguntan qué debían de hacer para seguirlo y Él comentaba: «Vende todo lo que tienes y sígueme» (Mateo 19:21–22). Pero no todo el tiempo lo menciona de esa manera; por ejemplo, en otro caso le dice a Zaqueo que prepare su casa que va a llegar con él; no le obliga a dejar su riqueza, a pesar de que era un recaudador de impuestos, pero su presencia le permite al mismo Zaqueo reconocer sus apegos y lo comenta de la siguiente manera: «Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes y, si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea» (Lucas 19:1–10).

Esta invitación o modificación de conducta es impactante. Jesús no pone en el centro el juzgarnos por tener apegos, pareciera que la imagen nos invita a algo más, probablemente más cercano a la reflexión de san Ignacio, al recomendar el uso de las cosas con su justa medida cuidando los fines que se persiguen. El padre Vernon D’Cunha SJ (Asistente Regional para Asia Meridional) retoma esta situación desde varios puntos y desde la libertad, dice:

«En mi opinión, lo que nos impide una vida de libertad y sana alegría es que estamos desmesuradamente apegados a personas y a cosas. Tenemos afectos desordenados. Tener afectos y apego a determinadas personas y cosas es bueno. Pero un apego desmedido y desordenado trae consigo tristeza y dolor. Todo afecto es en sí mismo atractivo. Pero cuando llega a ser desordenado, no da vida. Provoca muerte. Ignacio nos invita a avanzar hacia tener apegos ordenados. Hacerlo supone ser más libres y más felices. Ciertamente, Ignacio quiere que tengamos vida y que la tengamos en plenitud».

Desde este punto de vista el dilema no estaría en tener más riqueza que pobreza, sino en superar el apego al mundo material y que nos animemos a la «trascendentalidad», a abonar a un mundo mejor en actos concretos como el hecho de compartir. El cabalista Rav Berg dice: «La única forma de establecer contacto con el gen de Dios, dentro de nosotros, es compartir con los demás».

De esta manera, cuando nos arriesgamos a andar el camino espiritual va en la misma la línea de un guerrero o guerrera que se anima a enfrentar sus propios miedos o dinámicas desajustadas, a repensar sus apegos y, desde un esfuerzo y entendimiento profundo, busca tener nuevas formas de convivencia, como compartir y resistir a los impulsos individualistas.

Por un lado, se nos ofrecen apegos a partir de mejores posibilidades y comodidades, pero en ocasiones se llena el corazón de sufrimiento sin darnos cuenta del efecto de esta confusión; por otro lado, nos encontramos con paz o una sensación de cariño y confianza inexplicable al resistirnos a los actos impulsivos, conectados con lo bueno que vive en nosotros (Rav Berg plantea este argumento de manera más detallada).

Humildad y vulnerabilidad humana

No podemos cambiar sólo con nuestra persona el mundo, pero sí tenemos la posibilidad de evolucionar, guiados por nuestra conciencia, iluminada de una experiencia espiritual profunda, ordenando nuestros pensamientos y afectos, y asumiendo un andar en la vida junto con nuestros errores o el sufrimiento psicológico para entenderlo, transformarlo e influir de manera armoniosa con quienes nos rodean.

Se pueden vivir depresiones, ansiedad, poca tolerancia a la frustración. Puedes vivir vergüenza, culpa o ser parte de una dinámica de abuso. Puedes tener un miedo inexplicable o una falta de empatía y alejarte de las personas. Puedes cometer muchos errores y, en algunos casos, tristemente, crear las consecuencias negativas que te llevarán a tu muerte, como lo dice el tata Keri Rubén Sánchez.

Antes estas dolencias uno puede elegir opciones como negar las consecuencias, justificarse, orar o entenderte desde un proceso de psicoterapia, en el que puedas conocer tu estructura de pensamiento, dinámicas o creencias. Puede ser un paso para un pequeño cambio o un cambio modesto, como lo dice el doctor en psicología Raúl Medina, el cual inicia una revolución o una nueva dinámica benéfica para muchos y, en el sentido espiritual, el inicio de una apertura a un cambio de conciencia en armonía con tus seres queridos.


Para saber más: Rav Berg (2019). Nanotecnología de la mente sobre la materia. Kabbalah Centre Publishing

Foto de portada: DiegoZamc-Cathopic

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