
Desde antes de subir al camión rumbo a Ejercicios Espirituales sentí gran consolación, gratitud y gratuidad, porque te escuché en la generosidad descarada, en la paz que habita mi hogar, en el amor paciente de mi hermana, en el poema de mi madre y en la experiencia espiritual de otras personas.

Hace unos días platiqué en El Refugio, casa del migrante en Guadalajara Jalisco, con dos mujeres migrantes cuyos nombres nunca olvidaré, más reservaré por seguridad. Ellas me platicaban a detalle cómo es que vivieron su paso migratorio por la selva del Darién, la frontera entre Panamá y Colombia y su entrada sin documentos a México.

Llegamos a la Villa Mag+s en medio de mucha emoción —y cansancio— por el viaje. Nos entregaron nuestro kit de bienvenida: una bolsa con una sudadera, dos camisas, un paliacate, una gorra… Todo impreso con el lema: «MAG+S 2023: Creando un futuro esperanzador». Pero ¿qué significa esto realmente?

Ya se había puesto el sol, y después de nuestra misa en la Cueva de San Ignacio cenamos y nos dispusimos a caminar al Pozo de la Luz, lugar donde Ignacio había tenido la iluminación del Cardener. Era el fin de nuestro itinerario del Camino Ignaciano; antes ya habíamos visitado el monasterio de Montserrat y orado frente a su imagen, y aunque nuestro plan era caminar hasta nuestro siguiente destino, el tiempo caluroso y el sol radiante nos lo impidieron, así que decidimos bajar a pie de la montaña para tomar un tren hacia Manresa.

Me pregunto qué llevarán los nicaragüenses en sus bolsillos. Hace unos meses estuve de misión en un albergue en Veracruz y conocí a cientos de personas migrantes: hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, haitianos, venezolanos, nicaragüenses

Una vez que la noche pasa y que la tormenta se espanta, regresas a ver aquellas huellas que un día salieron corriendo de casa, para vivir aquello que se buscaba.

Sentada en el café del Centro Cultural de la universidad jesuita Antonio Ruiz de Montoya, en Perú, como acreedora a la beca AUSJAL de mi universidad en México, recuerdo con alegría aquella niña que fui a los 15 años cuando, a través de las ventanas de un camión suburbano, veía la grandeza de esa ciudad extraña que me parecía Guadalajara y pensaba en todas aquellas cosas que aún no conocía.

Durante el periodo de noviciado dentro de la formación como jesuita, todo novicio vive la experiencia de peregrinación, que emula la vivencia de Ignacio de Loyola, el fundador. La finalidad de esta experiencia es no poner la confianza en nada ni nadie más que en el Padre–Madre buena que todo lo da.

En las palabras de Messi, se escucha el suspiro de quienes estamos lejos de casa. «Siempre soñé con este momento, poder festejar con ustedes, venir a mí país y levantar la Copa del Mundo.» Con estas palabras Messi agradeció a 83 mil aficionados argentinos que celebraban en el Estadio Monumental ser campeones del mundo. Sus palabras encarnan la nostalgia del viajero.