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Wakanda Forever: aprender a sanar desde el amor 

Una de las películas más esperadas del Universo Marvel y que ha tomado impacto mediático a nivel mundial es Black Panther: Wakanda Forever, un largometraje de ficción y fantasía que no es solamente es un elemento de distracción para alejarse de las preocupaciones diarias, con un gran espectáculo visual, sino que también puede ofrecernos pistas para la formación humana.  

Seguramente a lo largo de los años nos hemos topado con una película de acción que nos emociona y nos sorprende por sus efectos visuales y sonoros, pero la secuela de Black Panther, llamada Wakanda Forever, además de eso, nos da un buen ejemplo de lo que San Ignacio, amigo y maestro de espiritualidad, nos ha enseñado en los ejercicios espirituales: encontrar el consuelo en tiempos de desolación.  

La película gira en torno a uno de los héroes más icónicos del Universo Marvel: la Pantera Negra, fallecido el año 2020, junto con su intérprete en las películas anteriores, Chadwick Boseman. Esta dolorosa circunstancia, imprevista y realmente sufrida por sus compañeros de rodaje, propone el escenario en que se pueden tematizar algunos de los principales problemas por los que todo ser humano atraviesa en su itinerario espiritual: la pérdida de un ser querido, del sentido de vida que con aquella persona se compartía y las dificultades para sostener la esperanza en esta nueva condición. Que son situaciones límite que la filosofía existencial, de Karl Jaspers, caracterizó y que solo pueden ser explicadas cuando las vivimos en carne propia.  

La muerte, la pérdida, el duelo… para los que no existen más que instrumentos terapéuticos de escucha y compasión, son situaciones en donde el ser humano puede abrirse a lo divino y trascendente, buscando consuelo donde solo un amor infinito puede llenar el vacío de la perdida. La película, que resulta de este itinerario, es muy bella. El director Ryan Coogler la consideró la película más conmovedora de Marvel y sinceramente se sugiere ir sin expectativas. Es una joya que toca emociones en todos los sentidos y que puede ser raro en este tipo de filmes.  

Cuando la vi, la sala de cine se llenó de un silencio que honraba la trama al inicio y al final. Pues en el filme se rinde homenaje a la pérdida de la familia y también al encuentro con lo divino, cuando se llega a una sanación desde el plano que lo acoge y trasciende todo.  

Si lo miramos con ojos ignacianos, se trata de ese punto de inflexión y de crisis donde el ser humano toca fondo, hasta enfrentarse cara a cara con el mal espíritu de la desesperanza y los deseos de venganza y descubrir que la mejor decisión está en aceptar el dolor y el consuelo, llevando a la persona a descubrirse, como creyente en una humanidad rota, pero también sanada por un amor que recibe y sostiene su propio amor. 

También, en mi visión como alguien que acompaña los procesos de curación en salud mental, me hace recomendar esta película porque se convierte en una notable ilustración de los procesos de duelo no sanados y la importancia de aceptar los lados oscuros de la familia.  

Ciertamente se trata de una película de Marvel, y no decepciona con sus escenas de acción, la fantasía desbordante de sus escenarios y personajes y sus efectos visuales y sonoros. Pero es también plenamente una película terapéutica, tal vez tanto para sus intérpretes como para su público. Hay escenas que pueden conmover hasta las lágrimas (conmigo así fue) y resultan un homenaje a la tanatología. Dice Elisabeth Kübler-Ross, quien inició formalmente esta disciplina, que la experiencia de la muerte es casi idéntica a la del nacimiento y este nacimiento nos transporta al plano de otra existencia, donde después de la negación y el clímax del dolor, viene la sanación de un duelo.   

También hay un guiño especial de esta película para nosotros los mexicanos: el origen de Namor, diferente a lo que había sido propuesto con el personaje en los comics originales. Es verdad que se han generado diversas opiniones sobre el personaje, pues ha sido criticado por muchos y alabado por otros, dentro de los críticos y el público. En mi caso, soy de los segundos. Considero que los actores hacen un excelente trabajo y emociona de sobremanera escuchar la lengua maya, la palabra Balam siempre presente y envuelto en un maravilloso soundtrack.  

Si no te gusta Marvel, es válido (a veces, en efecto, hacen basura) pero tal vez a esta película puedas darle una oportunidad. Y a quienes seguimos el Universo Marvel, desde luego que nos encantará. En lo que a mí respecta, indudablemente, superó mis expectativas.  

Hay una frase icónica de Namor dentro de la película, que nos permite recordar la experiencia de San Ignacio dice: “Solo las personas más rotas pueden ser grandes líderes”. Me quedo pensando en las heridas de guerra de Ignacio, cultivadas por meses en el silencio y la oración. De ahí nació el gran líder que fue y es para la Iglesia y para nosotros.  Tal vez a eso pueda invitarnos a nosotros esta entrega fílmica, si nos acercamos a mirarla con ojos de fe: aprender a sanar desde el amor y no desde la venganza, esto es lo que encontramos en este filme.  

Un comentario

  1. Increíble reflexión y análisis, no sabía porque había conectado tanto con la película hasta ahora con éste artículo.

    gracias 🫂

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