Tres prodigios, soneto

«Ser hija de tu Hijo es paradoja:

lo dijo tu dorado florentino.

Mas es también misterio diamantino

que sea del Padre el Hijo a quien alojas.

Primer prodigio: el Uno, clandestino

al mundo enrarecido en su congoja.

Mas en tu vientre el encuentro se forja

y cuerpo se hace el Logos cristalino.

Es ésta la segunda maravilla,

mas hay una tercera, portentosa,

es sagrada, didáctica ironía,

pues eres Madre y Virgen amorosa:

¡prodigio en el seno de la aporía!

Tres misterios que guardas, silenciosa».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Síguenos en nuestras redes sociales
Suscríbete al boletín semanal

    Enlázate con
    Previous slide
    Next slide
    Artículos relacionados