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Con apenas una docena de años como figura pública, impresiona que Marilyn Monroe (Norma Jeane Baker, 1926–1962) se haya convertido en un icono de la cultura popular de Estados Unidos, y que así perdure hasta hoy, 60 años después de su muerte. Durante la década de los años cincuenta la imagen de Marilyn movió a millones de admiradores, pero casi otro tanto a duros críticos. Pocas estrellas y figuras como ella han despertado tantos sentimientos contrapuestos: de admiración y rechazo, de envidias y alabanzas, de compasión y lujuria.  

Ella sigue siendo para muchos un símbolo sexual, un icono de la belleza y una de las estrellas más famosas del cine de Hollywood; pero ​también es recordada por su convulsa vida privada, su inestable infancia, la lucha por el respeto profesional, así como por su muerte y las teorías conspirativas que la rodearon. Marilyn Monroe es icono de la cultura estadounidense predominante (sabiendo que hay otras); por tanto, de una cultura de la publicidad, el consumo, la superficialidad, la manipulación, la belleza blanca, el sexismo… Marilyn pasó a ser una atractiva imagen para cantidad de productos comerciales, y de ella se ha escrito un sinfín de libros, canciones, poemas, obras de teatro y cine. Diversos abordajes sobre la popular actriz van tratando de ir al fondo de las varias capas que no es fácil separar o comprender: su vida pública, su vida privada, su vida más interior. ¿Quién fue realmente Marilyn Monroe? 

Uno de estos tratamientos es Blonde (Rubia), la novela biográfica de Joyce Carol Oates, publicada el año 2000 y tan extensamente aclamada. Pasar al cine la gama vertiginosa de imágenes y sentimientos que suscita la lectura de la novela es ciertamente un reto gigantesco. El director australiano Andrew Dominik lo ha intentado en su película del mismo título, de reciente estreno en Netflix. El cineasta ha expresado que quiso filmar un cuento de hadas de una niña huérfana perdida y sacrificada en los oscuros bosques de Hollywood. Habiendo tantas interpretaciones de la vida de Marilyn, la película trata de hacernos sentir —aun visceralmente— la montaña rusa de sentimientos que la actriz va viviendo y padeciendo, que la van desgarrando y matando. La película resulta dolorosa, desgarradora, desagradable, tierna; con todos los formatos visuales que se van sucediendo y que arman una narrativa tan sensorial. 

Fotograma de la película Rubia- Netflix 2022.

En la vida real, Norma Jeane es la niña huérfana que busca a su padre y no puede relacionarse con su madre esquizofrénica; es la niña que va de un orfanato a otro, o con varias familias, para siempre quedar desplazada o violada. Es la jovencita que luce su fresca belleza en fotos para revistas varoniles y que aspira a ser actriz de cine. Es el platillo para la golosa lujuria de productores de Hollywood y el nuevo objeto sexual para las masas. Es el capricho sexual de los poderosos insaciables (incluidos los Kennedy). Es el personaje mediático y el mito, que sólo desea ser ella y que la quieran. Es la mujer sola y confundida, triste y vulnerable, que se empeña en ser una verdadera actriz y que vive entre sueños y pesadillas, entre la admiración y el desamparo, entre éxitos y abusos. Ana de Armas, la joven actriz cubano–española, se mete completamente en la piel de Norma Jeane y logra una gran recreación e interpretación. 

El director de la película vierte en imágenes todo ello por casi tres horas. A veces las imágenes lucen y otras se apagan; avanzan o se confunden, conmueven o repugnan. Puede ser que —a ratos— los espectadores no aguantemos tanto sufrimiento, tanta confusión, tanta visceralidad. Pero esa es la historia de Norma Jeane, y la transmite la película. Hay en esta mujer un misterio de la condición humana que aparece real, pero también insoportable. Y quizás no habrá ninguna biografía ni investigación que pueda llegar a la intimidad desnuda de un ser humano. Estamos aquí ante un acercamiento, una película; no es la única y verdadera historia. 

Para formar nuestra propia visión podemos unir y complementar con otro estreno en Netflix, un documental: El misterio de Marilyn Monroe: las cintas inéditas, basado en la investigación que se abrió en 1982 para tratar de descifrar si su muerte, la noche del 4 de agosto de 1962, había sido suicidio o asesinato. Las tales “cintas inéditas” son muchas entrevistas a personas que estuvieron cerca de la actriz y que pueden darnos más elementos para conocerla. Y otra recomendación: hagamos la lectura completa de la Oración por Marilyn Monroe, del enorme Ernesto Cardenal: “Señor recibe a esta muchacha, conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe, aunque ese no era su verdadero nombre (pero Tú conoces su verdadero nombre)… Como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine… Y ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje”. 

4 comentarios

  1. MI querido Luis, qué gusto leer tus reflexiones sobre uno de los íconos de la cultura pop estadounidense, y por extensión, de nuestra cultura de masas. La tragedia que se esconde por ser objeto del deseo, que en el fondo supera su necesidad de ser reconocida como Norma Jean; las imágenes alternadas de la lucha por ser ella misma (el terrible engaño de las cartas del padre) y ser objeto del deseo (violentada hasta por el mismísimo Kennedy), recuerda las luchas del héroe de la tragedia griega, y al propio Shakespeare: ser o no ser…

    1. Querido Rafael, mil gracias por tu comentario. Qué gusto que venga de ti. Sigo creyendo que los griegos tocaron tan íntimamente la condición humana y que nos siguen enseñando. También el buen cine de hoy.
      Un abrazo grande y mi aprecio.

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