Todos recordamos la Statio orbis de aquel marzo de 2020, cuando Francisco, frente a una lluviosa y desolada Plaza de San Pedro, salió a dar su mensaje de cercanía para un mundo atravesado por la pandemia y el desaliento. Para muchos, esta cercanía, expresada aunque fuese a través de las cámaras, ha sido uno de los rasgos más característicos de su pontificado.
El papa ha estado cerca siempre, desde su enorme convicción de que es el amor el que puede transformar todas las grietas del mundo en el que vivimos. Ha querido llevar a su Iglesia a buen puerto, sin olvidar, desde luego, que ésta navega entre las realidades humanas y que necesita muchas transformaciones. Nuestro primer autor, Francisco Magaña, S.J., antiguo Provincial de los jesuitas mexicanos, nos dice que «desde los dolores y deseos de la humanidad, el papa ha buscado que, como Iglesia, captemos las expresiones del anhelo de la vida en común». Magaña recorre también algunos rasgos fundamentales del ministerio papal, sobre todo, su proyecto de inclusión, el respeto a la diversidad y el amor universal.
El sacerdote Daniel Portillo Trevizo, nuestro segundo autor, y quien es además director del Centro de Investigación y Formación para la Protección del Menor en Latinoamérica, trata uno de los asuntos más delicados de la Iglesia actual: el de la pederastia y los abusos dentro del clero y cómo, no sólo en el papado de Francisco sino también en el de sus dos predecesores, se ha tratado de cuidar este aspecto que tanto ha lastimado a los católicos.
El problema de la inclusión, sobre todo el de las mujeres en la vida de la Iglesia, podría parecer un asunto sumamente espinoso, sin embargo, a partir del camino sinodal que Francisco abrió para permitir la presencia de todas las voces antes excluidas o en la marginalidad, la presencia de las mujeres en la arena eclesial ha tenido ya grandes avances. La tercera autora, Débora Roberta Sánchez Guajardo, maestra y doctora en Historia por la Universidad Iberoamericana y profesora en el Departamento de Ciencias Religiosas de esta universidad, apunta que nunca «en la historia del Vaticano ha habido tantas mujeres ejerciendo cargos importantes, todas designadas por el papa».
El texto del periodista Felipe de J. Monroy González, director de VCNoticias, hace una síntesis de los elementos más importantes del papado de Francisco y nos indica que han estado centrados básicamente en un «anhelo de cambio que comienza con la propia actitud, un camino común que se comparte con los demás con alegría y un discernimiento permanente desde la humildad, la solidaridad y la ternura».
Por último, Adrián Tolentino, maestro en Historia por la Universidad Iberoamericana y profesor en el Instituto Teológico Digital, cierra con varias ideas novedosas sobre el papado, de la que destacamos una: el papa ha buscado cambiar a una «Iglesia melancólica y refrescarla (aggiornarla) con un regreso a los Evangelios, que hablan más del amor y la caridad que de un predominio cultural contra ideologías opuestas. ¿Estamos ante el cambio más importante de la Iglesia en los últimos 250 años?
«El papa Francisco […] está haciendo algo que se buscó intensamente con el Concilio Vaticano II: superar a esa Iglesia melancólica y refrescarla (aggiornarla) con un regreso a los Evangelios, que hablan más del amor y la caridad que de un predominio cultural contra ideologías opuestas. ¿Estamos ante el cambio más importante de la Iglesia en los últimos 250 años?»
Adrián Tolentino