El pasado 4 de enero de 2024, en la plataforma Netflix, se estrenó una película que evoca un hecho real: La sociedad de la nieve, dirigida por el español Juan Antonio Bayona. Esta película narra la tragedia ocurrida en el año 1972, cuando un avión proveniente de Uruguay se estrelló en el remoto corazón de los Andes. Los 16 sobrevivientes de esta tragedia unieron fuerzas durante 72 días, convirtiéndose en su mayor esperanza para regresar a casa.
Este refresh cinematográfico, con una excelente documentación, dirección extraordinaria y efectos de realismo puro, nos trae a la memoria la primera película que se realizó sobre este suceso, titulada Los supervivientes de los Andes (René Cardona,1976), que seguramente muchos de nosotros vimos en nuestras casas.
El suceso de supervivencia, que roza los límites de las capacidades humanas, demuestra la resiliencia que todo ser humano posee ante situaciones extremas, como lo narró Víktor Frankl y otros sobrevivientes de campos de concentración. La actualización de este suceso, con los debidos permisos de los sobrevivientes y sus familiares para narrar lo acontecido, hace que la conciencia sobre el otro sea más actual que nunca.
Para comprenderlo mejor, debemos evocar la noción de alteridad de Lévinas, que nos invita a salir de nosotros mismos hacia el otro, «de la sociedad individualista a la sociedad comunitaria». Esta noción de alteridad se hizo vida en los sobrevivientes y muestra que es posible desarrollarla en la vida cotidiana.
Otro punto importante sobre esta película, que ha sido nominada al Oscar y ha recibido diversos premios, es la invitación que hace, al estilo de san Ignacio, a mirar con esperanza el cuidado del otro. Esto se refleja en los personajes, muchos de ellos jóvenes con sueños, anhelos y esperanzas, que frente a la pérdida de alternativas ponen sus cuerpos, talentos y carisma al servicio del crecimiento de sus hermanos, un signo más grande de amor que nos dejó san Ignacio.
San Benito afirmó de manera lapidaria que «la mayor penitencia es vivir en comunidad». La tragedia de los Andes nos revela la belleza de estar al servicio del prójimo, y esto se convierte en verdadera resiliencia.
Estamos ante una muestra extraordinaria en la que el amor al otro se manifiesta de forma desinteresada, tal como lo proyecta la carta a los Corintios (1Cor 13,4): «La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa».
El servicio y amor al prójimo hacen que el mandamiento de amor proclamado por Jesús sea una realidad y no una utopía. Mirar La sociedad de la nieve es ver el esplendor del ser humano ante la tragedia y entender que no podemos ser indiferentes a la desgracia. El Evangelio cobra sentido al mantener la fe en las tribulaciones, que sin duda son el punto culminante de la película.
«No hay amor más grande que dar la vida por los amigos», nos recuerda Numa Turcatti, joven abogado que sobrevivió al choque del avión con la montaña, pero que falleció unos días antes de ser rescatados; su voz nos va guiando a través de la película, lo cual es también una muestra de que el amor ahí vivido trasciende la muerte hasta llegar a nosotros.
El suyo, como el de sus otros compañeros fallecidos y supervivientes, es un testimonio de lo que el amor puede lograr en una comunidad sometida a situaciones de drástica emergencia. El esfuerzo por poner sus dones y talentos al servicio de los demás, limpiando heridas con un perfume y otorgando el permiso para que los compañeros pudiesen alimentarse de su cuerpo en caso de morir, dejan huella de lo que el espíritu humano puede dar para sostener la vida de aquellas personas a quienes amamos. Esa comunidad en la montaña, la «sociedad de la nieve» se convierte así en una invitación para abordar juntos las crisis a las que nos enfrentamos hoy.
Por último, esta película también nos muestra nociones sobre el cuidado de la Casa Común, un tema del que hemos hablado en otras entregas. Los personajes desarrollan una relación de respeto con la montaña y, además de contemplarla, se adaptan a sus inclemencias. Con ello nos demuestran la estrecha relación que existe entre la Creación y lo humano, donde el instinto de supervivencia, la solidaridad humana, la hermandad, el trabajo en equipo, el amor y la conciencia se adaptan a lo natural y lo divino.
Reiteramos la invitación a mirar esta película basada en una historia real, no sólo porque verán una entrega bien hecha en términos de fotografía y diálogos, también estamos seguros de que hallarán una referencia a su propia vida en alguno de sus personajes.
Foto de portada: Fotograma La sociedad de la nieve. (Dir. Juan Antonio Bayona, 2023.)
4 respuestas
Gracias por esta reseña tan entusiasmante!
Gracias por captar tantos ángulos valiosos de la historia.
Gran película y excelente reflexión que enriquece aun más los frutos de haberla visto.
Maravillosa descripción,esto paso en mi país y aun sigue en la memoria de todos
Gracias