La noche era más fría que otros años, la tarde empezaba a ceder y la llovizna junto con la neblina descendían de las montañas desde temprano. El pueblo de Bachajón estaba alistándose para celebrar “la nacida” del niño Jesús. Cerca de las siete de la noche empezó a congregarse la comunidad cerca del potrero, donde ya se encontraba preparado un pesebre con la imagen del niño Jesús y al que se le unieron dos niños vestidos como los peregrinos José y María. Lentamente, y mitigados por la lluvia, fueron rodeando el pesebre las mujeres con sus blusas bordadas con flores y sus naguas negras, junto con muchos niños y niñas, así como hombres y ancianos. El canto de los mariachis en lengua tseltal inició la celebración. Posteriormente invité a la comunidad a persignarse y el principal —cargo moral de la comunidad, usualmente desempeñado por un anciano— comenzó el rezo. La manera en que los tseltales nombran a la oración es Sc’oponel cAjwaltic Dios, que significa “hablarle a nuestro Señor Dios”, y una vez que da inicio el principal la comunidad habla en voz alta a Dios, agradeciendo, pidiendo, platicando… La oración termina cuando todos dejan de hablar y el principal concluye diciendo Obolajan anich’anon jTat, anich’anon cAjwal, que significa “Te lo pido, soy tu hijo Papá, soy tu hijo Señor”.
Una vez finalizado el rezo el presidente de la iglesia —servicio que ejercen algunos miembros de la comunidad mediante el cual se hacen cargo de la iglesia, sus fiestas y celebraciones por un periodo— invitó a la comunidad a encender sus velas, comenzando por el principal, y posteriormente la comunidad, no sin antes ser incensadas por una mujer principal. El olor a incienso inundó el ambiente y dio inicio a la procesión hasta la iglesia mientras cantábamos. Usualmente está la costumbre de llevar, al frente de la procesión, una vela en la punta de una vara larga, rodeada de papel maché en forma de estrella, para simular la estrella de Belén; no obstante, debido a la lluvia esta costumbre tuvo que suspenderse. Al entrar a la iglesia empezó a cantar el coro, y encabezando la procesión hasta el altar se encontraban los niños vestidos de José y María, cargando la imagen del niño Jesús, al cual colocaron dentro de un pesebre, bellamente arreglado a un lado de altar, y adentro del cual se sentaron para adorar al niño. Comenzó la misa concelebrada por los diferentes servicios o “cargos” que acompañan la mayoría de las celebraciones: diáconos permanentes indígenas con sus esposas, principales con sus esposas, candidatos al diaconado, lectores, presidentes de iglesia y catequistas. La misa se llevó a cabo en lengua tseltal y fue acompañada por el coro.
Antes de la bendición final una principal dirigió la oración del mismo modo que al inicio, luego los niños vestidos de José y María llevaron al centro de la iglesia la imagen del niño Jesús y la comunidad pasó a besarlo y posteriormente a “sembrar su candela”, es decir, la vela que llevaban la colocaron encendida frente al nacimiento junto con su oración, a manera de ofrenda a Dios. Después se hizo una aspersión con agua para bendecir a la comunidad y los presidentes de la iglesia repartieron bolsitas de dulces a los niños. Para terminar la celebración di la bendición y, después, el presidente de la iglesia invitó a la comunidad a pasar al comedor comunitario, donde a todos se nos repartió un plato de caldo de pollo y un vaso de café.
Dios nació en lo sencillo, en la sencillez del pueblo tseltal, en el trabajo de las mujeres que hicieron la comida para la comunidad, de los hombres que prepararon el pesebre desde temprano, en la oración de los principales, en los niños que corrían en medio de la lluvia, en la anciana que oraba y sembraba su candela, en la cotidianeidad de un pueblo que vive en la esperanza de saber que Dios está con nosotros.
Foto:Angie Menes-Cathopic
2 respuestas
Es tan hermosa la crónica que , sentimos el olor del invienso, el calor de las velas y los rezos en tzental de la comunidad presente
Hermosa celebración de la «nacida», del niño JESUS.
Qué bonito! gracias!