La fragancia del perfume

Todos hemos disfrutado de la fragancia de un perfume fino. Nos cautiva su percepción, cuando pasa una persona que lo lleva. «¿Qué perfume es éste?», preguntamos. Y quien lo porta, responde con orgullo, y menciona el nombre del perfume.

Los evangelistas Mateo, Marcos y Juan describen el episodio de una unción: una mujer unge la cabeza de Jesús, según Mateo y Marcos, con un perfume de nardo, de grande precio. Sólo Juan dice que lo unge en los pies, y que el nombre de la mujer era María. Y sólo Juan observa un detalle, único, extraordinario: «la casa se llenó de la fragancia del perfume». Mientras su hermana Martha servía la cena, María, sin pronunciar palabra, cumple este gesto, que provoca la sorpresa de los presentes. Incluso uno de los discípulos, Judas Iscariote, comenta: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?» (Un denario correspondía al salario de un trabajador, por un día de jornada) Pero inmediatamente el mismo evangelista comenta: «No decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón…» (Jn 12,6).

Una mujer silenciosa, que cumple un gesto propio de los esclavos (lavar los pies de un huésped), atrae la atención de los presentes, especialmente de Jesús, que ve aquí un anticipo de su sepultura (la unción de su cuerpo). El evangelista Mateo añade las palabras de Jesús: «Yo les aseguro: donde quiera que se proclame esta Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ella hizo, para memoria suya» (Mt 26,13).

Si los Evangelios registran hechos y enseñanzas importantes de Jesús, para ayudar la fe de sus seguidores, ¿por qué Juan se fija en este detalle aparentemente banal, que la fragancia de un perfume haya llenado toda la casa? Parecería que sale sobrando en el conjunto de la narración, sobre todo porque estamos en la víspera de la pasión. «Al día siguiente» -dice Juan-, Jesús hace su entrada en Jerusalén, evento celebrado el Domingo de Ramos. Entonces, ¿qué querrá decir este llenar la casa del aroma de aquel perfume?

Si el Evangelio de Juan es tan simbólico, que esconde, con frecuencia, detrás de las palabras y de los datos externos, algo más profundo, ¿qué nos quiere decir con esta frase? La casa y la fragancia del perfume son símbolos de realidades superiores. Según los especialistas, la casa es, no sólo un espacio físico, sino una disposición interior de la persona que vive en Cristo. Por tanto, la casa significaría aquí, no tanto la casa de Lázaro y sus hermanas, sino la comunidad de los creyentes, en la que vive Cristo resucitado. En algunos textos del Antiguo Testamento, el perfume no es una substancia externa al hombre, sino expresión de la propia personalidad (por ejemplo, Cantar 1,3; Sal 45,8).

Por eso, me parece que aquella mujer, María, con su actitud silenciosa, de servicio humilde, manifiesta en su gesto, el verdadero perfume que lleva dentro, y que quiere manifestar a Jesús: su amor por Él. Y sin duda Jesús lee el corazón de aquella mujer de Betania.

Lo que hace verdaderamente agradable a una persona no es tanto su elegancia externa, o el perfume que usa, la ropa de marca costosa, las joyas que luce. No, lo que hace agradable la presencia de una persona es la elegancia auténtica, que es algo más profundo: su alegría, su actitud de servicio, su delicadeza, su capacidad de escucha, en pocas palabras, la bondad de corazón. Es decir, los signos de vida auténtica, que son todos expresiones del amor.

Eso es lo que llena la casa. Las personas así brindan una presencia que se anhela, se extraña, se goza, se agradece, se recuerda. Son signo de la Resurrección, de la vida verdadera. La Resurrección de Jesús nos invita a ser la fragancia de un perfume que inunde la vida toda. La fragancia de la vida nueva del Resucitado se desborda por el mundo entero, con la difusión de la esperanza en el triunfo definitivo de la vida sobre la muerte. El grande anuncio ofrece al mundo la alegría verdadera: ¡Cristo ha resucitado!

Imagen: amorsanto-Cathopic


Una versión original de este texto se publicó en Noticias de la Provincia, boletín de prensa interna de la Provincia Mexicana de la Compañia de Jesús.

4 respuestas

  1. Mario, gracias por este hermoso comentario. Pido a Dios que esta fragancia de la vida nueva esté en nosotros todos los cristianos.

  2. ¡Hola! Mi nombre es José Fernando Cortés Ramírez de la ciudad de Oaxaca, soy de profesion psicoterapeuta humanista.
    Me gustaría poder recibir algun artículo de información sobre la existencia humana, o algún artículo que sea interesante para leer agradezco mucho su atención.

  3. Gracias P. Mario es un bello artículo y muy experiencia.
    De echo es un texto que siempre me ha fascinado. Me conmueve profundamente la escena.
    Lo saludo con gusto y espero se encuentre muy bien!!!

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