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«Hay que hacer periodismo desde la pasión»: Luis Pavón Vásquez

«Si ya no se puede censurar al de más arriba, el periodismo pierde credibilidad, se confina a las bravuras o a las ‘verdades entendidas’».

Carlos Monsiváis, A ustedes les consta.

«En algunas comunidades luchar por el agua puede terminar en la cárcel», expresa Luis Pavón, reportero de profesión, esa mañana de 2012 en la pantalla del televisor; la transmisión se da por el canal 2 de Televisa, en donde Pavón reportea para uno de los noticieros con mayor audiencia. Después manda a su reportaje: La lucha de la comunidad de ‘Atla’ —que en nahua significa “tierra de agua”, agua que paradójicamente no tiene la población, explica Luis en la información transmitida. En su reportaje repasa cada pedazo de desigualdad que llevó a este problema: encarcelamientos injustos, pobreza extrema y la lucha contra el cacique del pueblo. Al finalizar el reportaje comenta en televisión nacional: «Ahora el futuro de libertad o de seguir en prisión depende de la Suprema Corte de Justicia de la Nación».

Éste es uno de los tantos reportajes cubiertos por Pavón; en ellos da espacio a las luchas campesinas, a las desigualdades obreras y temas incómodos para algunos funcionarios públicos. No importa si es el seguimiento al caso Lydia Cacho o la guardería ABC, entre otros tantos temas televisados.

Conozco la historia de Luis Pavón, quien desde la secundaria sabía que lo suyo era el periodismo. Que salió de Veracruz para estudiar Ciencias de la Comunicación en Puebla y que después, en esos años como egresado, cubrió la sección cultural de un periódico local.

Después vino otra oportunidad: trabajar en un noticiero radiofónico. El joven Luis tenía sueños y, en sus palabras, «los sueños se cumplen». Por aquellos años, en la capital del país, había un programa muy importante en una estación de radio llamado Monitor, dirigido por José Gutiérrez Vivó; un personaje influyente e innovador en el periodismo. Monitor buscaba el contacto de un corresponsal en Puebla y Pavón no perdió la oportunidad. La plaza ya estaba ocupada. Sin embargo, un día a las seis de la mañana recibió una llamada para realizar la cobertura sobre el comportamiento del volcán Popocatépetl. A los diez minutos Luis salió al aire con la información.

«Un día, en vísperas de las elecciones en Ciudad de México de 1997, me hablaron y me dijeron que si estaba interesado en ir a trabajar la Ciudad de México. ‘¡Por supuesto!’, les dije, ‘el lunes ya me presento a trabajar’.

Regresé a Puebla, presenté mi renuncia y todo mundo entendió, me aplaudieron, me hicieron una fiesta en mi trabajo, felicitándome por este ascenso», recuerda Luis.

En ese mismo año, el 8 de octubre, el sur de México (Oaxaca y Guerrero) quedó devastado por el huracán Paulina. Éste fue el primer gran desastre natural cubierto por Pavón.

«[El huracán] Paulina fue el primer gran desastre al que me enfrenté. Para mí era algo nuevo ir a un lugar que estaba devastado y ahí aprendí muchísimo, era una tragedia y entonces me veía reflejado y me transmitió mucho».

Del reportaje a la opinión pública

El reportaje (crónica e investigación televisiva) es hoy lo que en su momento fueron los grabados de Manilla, Posadas o Clemente Orozco. Todas las televisoras cuentan con noticieros y hay, desde los años noventa, canales dedicados a la cobertura de sucesos e información nacional. Luis, mediante sus reportajes, vincula al espectador, lo hace parte de la nota, parte de la no ficción. El espectador, entonces, forma parte de la opinión pública, con un punto de vista que nace al terminar de ver la nota que Luis les prepara. Un comentario que surge gracias a la reflexión y la sensación que le dejó el reportaje. Luis nos lleva a la sala, a la cocina o la recámara los acontecimientos más importantes. Y con ello periodista evalúa si es cierto eso de que la libertad de expresión existe en México.

En el año 2004 Luis se trasladó a España, ahí estudió un posgrado en periodismo y siguió su trayectoria como reportero y cubrió los atentados del 11 de marzo del 2004 en la estación de Atocha. Sin embargo, el suceso que más lo marcó fue la muerte de Juan Pablo II. En entrevista cuenta cómo fue vivir de cerca este acontecimiento: «Vivir ese episodio histórico, estar ahí en Roma en la plaza de san Pedro, el día que muere Juan Pablo II y el día que sale el humo blanco para la unción de Benedicto XVI, han sido una de las cuestiones históricas que más me han marcado». A partir de entonces, su trabajo se ha hecho visible en las diferentes latitudes de México.

Periodismo y vida personal

«Entiendo que tengo que combinar la vida privada con el trabajo, a veces sacrificando la vida personal, por supuesto, pero no me arrepiento», dice seguro el periodista.

¿Cuál es la peor tragedia que te ha tocado cubrir? —le pregunto a Luis—. Sin pensarlo, de inmediato contesta: «Para mí, fue cuando ocurrió el incendio de la guardería ABC en Hermosillo».

El incendio en esa guardería ocurrió el 5 de junio de 2009. La guardería funcionaba bajo el sistema de subrogación del Instituto Mexicano del Seguro Social y no contaba con equipo de seguridad ni lo básico para garantizar la estancia de las y los menores. 49 niños fallecieron y 106 resultaron heridos por un incendio que debió prevenirse. Un total de 19 funcionarios están involucrados en esa tragedia. A la fecha las víctimas siguen luchando por justicia y por remediar el daño, pero no han sanado.

«Recuerdo que los padres y madres se enfrentaban a un mundo de dolor inenarrable, inimaginable, porque eran bebés los que habían fallecido o los que estaban hospitalizados, y entonces tenía que llegar yo como reportero con mi cámara, con el micrófono, con la grabadora, a entrevistar a unos padres que estaban pasando por un dolor terrible. Tenía que acercarle un micrófono y tener que hacerle preguntas cuando el señor seguramente no quería saber de nada. Cuando la madre está con un sufrimiento porque la manera en que murieron los niños al final era espantosa, y entonces de repente digo: ¿Estoy invadiendo un momento de privacidad, de dolor? Pero es mi trabajo y tenía que separar esa parte. Ha sido una de las coberturas más complejas de transmitir, todo lo que lo que pasaba alrededor del incendio de la guardería ABC».

Años más tarde Pavón se integró al programa «Los reporteros», transmisión que hacía investigaciones especiales y trabajos más documentales. Además, se hacían materiales como cápsulas pequeñas para ser transmitidas en el entonces noticiero «Primero noticias».

A este trabajo de rigor se suma la complejidad de cubrir los hechos más lacerantes y poner el cuerpo para ello, por lo que Luis añade: «Me olvidé de mi existencia por hacerme un espacio y un lugar en el medio».

«Sí, tienes que separar tus sentimientos del trabajo», asegura Luis. Y es que en México la mayoría de las noticias son desagradables. Son masacres, asesinatos, desvíos de recursos y la cuestionable vida de lujos de políticos y sus familias. Faltan noticias que promuevan la esperanza y que den testimonio de aquello que a veces es segado por la violencia. ¿Qué se hace cuando se tiene que cubrir el incendio de una guardería, cuando se tiene que informar sobre la devastación que ha dejado un huracán o cuando eres testigo de las injusticias? No puedes dejar de sentir porque no eres de hielo, pero no lo puedes mezclar. Hay compañeros, compañeras que sí lloran o que se dejan llevar, y dices híjole. Al menos yo en lo personal sí he tratado de separarlo, que no se note. Por dentro me puede estar desangrando una situación, pero trato de no reflejarlo y no involucrarlo».

—¿Es un asunto de ética en el periodismo? —le pregunto.

«Ésa es la pregunta que te hacen en la universidad: si una persona se está ahogando y tú tienes la cámara qué haces: ¿la grabas o la salvas? Ese es un dilema, que no te voy a responder en este momento, pero ésa es una de las grandes preguntas en materia de ética para el periodista».

—¿Cuál es para ti un reto a vencer?

«Hoy tenemos un enemigo en contra que se llama internet. Que, así como es nuestro amigo, que nos ha facilitado muchas cosas, también es un arma de doble filo porque lo que circula en internet hay que tenerlo con mucha reserva. Hay una velocidad vertiginosa por publicar las notas, hoy ya no hay privacidad, hoy ya todo se sabe, hoy ya todos somos periodistas, todos somos paparazis, porque traemos una cámara en el teléfono. Entonces, cada día es más complicado, más complejo ser periodista, sobre todo porque empiezan a aparecer los dichosos influencers o líderes de opinión en las redes sociales, que no hacen un periodismo como tal y ese es nuestro gran reto a vencer».

En la actualidad las personas revisan los diarios. Otras prefieren mantenerse informadas desde sus dispositivos; también las hay quienes lo hacen por medio de la televisión y la radio. Necesitamos estar al pendiente de las noticias, de lo que pasa, pero el interés se ha perdido por las opiniones que se emiten en redes sociales que distorsionan la realidad. Hay quienes también se preparan para lograr ser periodistas y abonar a la democracia que constituye un país. A esas personas Luis les recomienda:

«Entréguense a su trabajo, independientemente del periodismo, la carrera que sea. Es hacerlo con pasión, porque si tú te entregas a tu profesión no va a ser un trabajo, va a ser un deleite, lo vas a disfrutar».


Foto de portada: Omar Navarro Ballesteros

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