«El Señor les dio pan del cielo»
AGOSTO
Domingo 4
- Éx 16, 2–4. 12–15
- Sal 77
- Ef 4, 17.20–24
- Jn 6, 24, 35
§ El pueblo de Israel murmura contra Moisés y Aarón en el desierto por falta de comida. Parece que prefieren estar saciados y vivir como esclavos en Egipto que ser libres. Yahvé prometió a Moisés saciar al pueblo de pan del cielo, del maná, y así lo hizo. La respuesta de Dios a su pueblo está caracterizada por su promesa, pero también exigía una respuesta de parte de ellos; es decir, ser obedientes a su palabra.
§ Pablo nos recuerda que el cristiano es un hombre nuevo, ya que, por ser discípulo de Jesús, tiene que abandonar su modo de anterior y «revestirse» de Cristo, que es el hombre nuevo. De igual modo, es esencial estar lleno del Espíritu Santo que permite no rendirse a comportamientos del hombre viejo que nos separan de la unidad en Cristo.
§ La multiplicación de los panes en Juan es un signo del gran don que el Padre ha hecho a la humanidad, y que es Jesús mismo. Jesús desea un encuentro más profundo con aquéllos que le seguimos. Él desea que lo conozcamos y nos encontremos con Él. Por esta razón, nuestra búsqueda debe ir más allá de las satisfacciones materiales e ir en búsqueda de las señales que les ha mostrado. Hay que dar un paso más y salir al encuentro de Jesús y permanecer para la vida eterna.
Sin olvidarnos de que es necesario el pan que nos da vida, te pedimos, Señor, que podamos cultivar la relación contigo, el pan de nuestra vida que sacia nuestra hambre de amor y justicia. Permítenos salir a tu encuentro en la unidad y ser hombres nuevos en la verdad y la justicia.