«Los mandamientos del Señor alegrarán el corazón»
SEPTIEMBRE
Domingo 29
- Núm 11, 25–29
- Sal 18
- Sant 5, 1–6
- Mc 9, 38–43. 45 47–48
§ El llamado de parte de Yahvé a los sesenta ancianos, y particularmente a los jefes Eldad y Medad, para profetizar, queda corroborada a pesar de la tensión en el diálogo de Moisés y Yahvé. Moisés reprende a Josué por su pedido de hacer callar a estos hombres, y más bien da a entender lo bueno del ejercicio del carisma profético que el pueblo tanto necesita.
§ Santiago continúa con la actitud de los ricos en la comunidad y expresa su inconformidad de manera tajante al estilo de los profetas del Antiguo Testamento. Su palabra es una advertencia a quienes abusan de la riqueza porque tendrán que sufrir el juicio de Dios pues, al mismo tiempo, mantienen oprimidos a los pobres. De este modo, se comprende que su denuncia es también un consuelo para lo que sufren esta injusticia.
§ Se pueden identificar dos enseñanzas de Jesús a sus discípulos en la lógica del discipulado. La primera, sobre el empleo de su nombre, cuando Jesús les invita a no obstaculizar a quien trabaja por el bien porque contribuye al proyecto de Dios. La tentación de los discípulos es sentirse exclusivos y los únicos autorizados para trabajar por el Reino de Dios. Y la segunda, el escándalo en la comunidad, cuando Jesús es radical en esto porque desea que haya un cambio profundo en su seguimiento, cortando aquello que estorba y no da libertad.
Preguntémonos: ¿contribuyo o soy obstáculo de la Buena Nueva de Jesús? ¿Qué deseo cortar, qué me estorba para encontrarme con Jesús y ser un fiel seguidor? Enséñame, Jesús, a crecer en amor y libertad en la proclamación de tu Evangelio.