«Confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor»
Diciembre
- Sof 3, 14–18
- Is 12
- Flp 4, 4–7
- Lc 3, 10–18
§ La segunda lectura nos invita a alegarnos en el Señor y a no preocuparnos por nada, sino a presentarle nuestras oraciones y súplicas con la confianza de que Él está pendiente de su pueblo.
§ Cuando algo bueno nos pasa y nos llena de fe quisiéramos que otros experimentaran lo mismo, incluso lo platicamos con gusto. Es algo muy parecido a lo que el salmista nos transmite: que Dios es grande y está en medio de nosotros.
§ En el Evangelio, Juan el Bautista habla de preceptos, de acuerdo con el estado de vida de cada persona. Sus palabras resonaban con tal fuerza que la gente se bautizaba y se preguntaba si él era el Mesías. Con honestidad, explica que el Señor es más grande que él y, además, que los bautizará con Espíritu Santo y fuego. Es decir, si el profeta anuncia y proclama tan grandes signos, ¡qué grandeza será la del Señor que viene detrás de él!
El anuncio de la llegada del Señor aumenta la expectación en este domingo. Muchas cosas buenas llegan a los oídos del pueblo por medio del profeta, quien les habla de un Mesías cercano a su realidad desde una llamada comunitaria.