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Escuchar lo más profundo del corazón

Fernando Tiscareño Cabello, S.J.

Acompañamiento a jóvenes en los ejercicios espirituales 

Las realidades juveniles son un tema que me ha acompañado muchos años de mi vida y apostolado; es algo que disfruto abordar debido a todo lo que me han mostrado los jóvenes: sus diversas y creativas formas de comunicarse, sus modos de socialización y de expresión, que me han ofrecido un amplio campo de estudio al mezclarse con otros temas como las redes sociales o la ecología.

Como parte del acompañamiento a jóvenes, Vocaciones y Juventudes Jesuitas les ofrece la experiencia de los Ejercicios Espirituales (EE) para aquellos que quieren vivir con más plenitud su vida. Cuando termina la Cuarta Semana, comienza la llamada Quinta Semana
(QS), donde los ejercitantes ponen en práctica todos los aprendizajes de la experiencia espiritual vivida.

Es increíble la velocidad en que las realidades juveniles evolucionan. No hace mucho todavía, hablábamos de los jóvenes millennials, esta realidad pasó y ya tenemos ahora centennials o generación Alfa, pero el punto en común de estas realidades es que todas  desembocan en un mundo que, para un amplio número
de jóvenes en nuestro país, principalmente de sectores populares, indígenas y campesi-
nos, se muestra desesperanzado y con falta de sentido; un mundo donde se experimentan sin oportunidades, con opciones educativas limitadas y una vida digna cada vez más amenazada.

Frente a esta realidad, muchos jóvenes encuentran en los EE una manera diferente de responder, una forma de darle un nuevo sentido al estar en el mundo. Este espacio se convierte en una posibilidad de escuchar lo más profundo de su corazón y descubrir que la última palabra no la tiene el mundo, sino que dentro de ellos existe un camino diferente, «un anhelo profundo» como apunta Arturo Sosa, el padre General de los jesuitas.

La propuesta de Ignacio de Loyola toca las fibras más sensibles de los jóvenes y los mueve a dar una respuesta concreta. Por la experiencia vivida, muchos de ellos y ellas se preguntan por un proyecto de vida que involucre su realidad, pero también sobre los frutos obtenidos en los EE.

Al llegar a la QS, los jóvenes descubren que el mundo sigue igual, pero su percepción y modo de encararlo ahora es diferente, porque los EE han resignificado su manera de estar en la realidad. Algunos me han dicho cosas como: «No basta con ser algo, para poder significar algo»; «no basta tener, para poder ser alguien»; «no basta hacer, para poder ser considerado». 

Foto: © Cathopic

Una pregunta que podría surgir es ¿cómo acompañar a estos jóvenes a encausar los frutos de la experiencia de los Ejercicios en su QS?  Hay varias respuestas, pero, en primer lugar, propongo el favorecer en ellos el reencuentro paulatino con su entorno. El papa Francisco ha invitado a los jóvenes a construir puentes y no muros entre lo que Dios les ha dicho y su complicada realidad. Algo necesario es, además, propiciar que ellos y ellas confíen en sus propios dones, los que ya tenían antes de entrar a EE, pues desde éstos y con los frutos recibidos en esta experiencia espiritual pueden incidir en su realidad. También es importante el que los jóvenes mantengan su actitud orante y de discernimiento, para que su identidad, moldeada por su realidad, siga permeada por el espíritu de Cristo.  

Como acompañantes, hay que caminar codo a codo con ellos en su itinerario, sin indicarles el camino a seguir, pero animándolos a continuar confiando en sí mismos. La confianza y la cercanía posibilitan siempre una mejor experiencia de acompañamiento profundo que ayudará a los jóvenes a mejor discernir la forma de encarar al mundo, a construir su vida frente a su realidad. 

Un punto final sería el de posibilitar entre los jóvenes redes de colaboración y vinculación con otros y otras, como una excelente manera de fortalecer su acompañamiento. Al descubrir que no están solos, que hay otros jóvenes que sueñan y sienten lo mismo, brota en ellos la confirmación de seguir la jornada que comenzaron al iniciar los EE. El deseo de algo más profundo, es una realidad que se desprende de este camino, y la perspectiva de que sea al lado de otros y otras los anima aún más, a partir de un lenguaje en común y al ir tejiendo redes y vinculándose con aquellas cosas que, a partir de su experiencia, le dan un nuevo sentido a su vida.

El Papa Francisco en su exhortación apostólica Christus Vivit, expone tres ideas que apuntalan la experiencia que se vive en EE: Dios te ama, Cristo te salva y el Espíritu te da vida. Este mensaje dirigido a los jóvenes, expresa profundamente el anhelo de Francisco de contagiarlos por el presente, de hacerlos sentir comprometidos frente a su realidad, de sentirse invitados a volver a su fuente inspiracional, pero sobre todo de ser enviados a servir en medio de una realidad llena de incertidumbres, desaciertos y desinformación.

Como acompañante de jóvenes he sido testigo de la reconfiguración de muchos y muchas, y me llena el corazón de esperanza saber que su respuesta después de vivir este itinerario espiritual, no es la del mundo, sino la de un proyecto mayor que cautiva, transforma, vincula y nos envía a vivir en el mundo bajo la bandera de Jesús de Nazaret y su proyecto, el del Reino de Dios.  

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