Editorial
E
ste número de CHRISTUS es muy especial para nosotros: celebramos 90 años de tradición editorial, en los que hemos construido una comunidad ávida de contenidos que inspiran reflexión, desahogo, gozo y esperanza.
Sin embargo, tenemos que reconocer que este aniversario también llega en un periodo de desazón. Los recientes hallazgos de restos humanos, junto con más de 400 pares de zapatos y prendas de vestir en un rancho del municipio de Teuchitlán, Jalisco —a poco más de 50 kilómetros de Guadalajara— y convertido en campo de reclutamiento, adiestramiento y exterminio de personas, nos recuerdan el dolor persistente que atraviesa nuestra realidad mexicana.
En ese sentido, el desafío de comunicar la esperanza, por el que hemos apostado, se vuelve aún más apremiante después de más de 18 años de una guerra contra el narcotráfico, sostenida por la militarización del territorio y sin ofrecer paz a nadie.
Este momento coincide también con la muerte del papa Francisco que, incluso en el ocaso de su vida, su voz se volvió más necesaria que nunca. Su papado nos deja un legado profundo, grandes enseñanzas y zapatos grandes que llenar por parte de su sucesor.
Nos encontramos en un cambio de época dentro de la Iglesia, un tiempo que nos desafía a asumir colectivamente la responsabilidad de sostener el proyecto que nació del Sínodo de la
sinodalidad. En medio de un mundo convulsionado por guerras abiertas —militares, discursivas y económicas—, las élites globales promueven el odio, el machismo, la exclusión y la represión bajo la bandera de una libertad distorsionada, mientras falsos gurús exhiben sin disimulo su ambición de más dinero, más prestigio y más poder.
Frente a este panorama, reafirmamos nuestro compromiso de comunicar la realidad desde la lente de la esperanza. Lo hacemos en sintonía con la visión de Francisco, quien nos invitó a ejercer a una comunicación que no alimente el aislamiento ni la rabia, sino que fomente la apertura, la fraternidad y el compromiso con los demás.
Equipo editorial de CHRISTUS
