«Yo soy la resurrección y la vida.
El que cree en mí, aunque muera,
vivirá; y todo el que vive y cree
en mí, no morirá jamás.»
«Ser hija de tu Hijo es paradoja:
lo dijo tu dorado florentino.
Mas es también misterio diamantino
que sea del Padre el Hijo a quien alojas».
Abro mi mente y te doy gracias, Jesús.
Abro mis brazos y te abrazo, mientras la cálida luz vespertina entra por la vieja ventana.
No por ser de Dios madre la elegida
te alabo, leve rosa de Judea,
ni frente a ti me asombro porque vea
que nazca el Sol de estrella complacida.
Quiero llegar a ti, Señor
cuando me llames.
«Si alguien me ama, se alegrará porque voy al Padre.»
Pero, con todo y todo,
no soy
-aunque para algunos resulte una locura-
el poema de la desdicha.
Entrevista con Benjamín González Buelta, jesuita y poeta. Vive en Cuba en donde realiza una importante labor pastoral. Está encargado además de la formación de los jesuitas latinoamericanos en su periodo de Tercera Probación.