
El año ignaciano nos presenta la oportunidad de convertirnos y revisar la propia interioridad, como lo hizo san Ignacio después de un largo camino.

Cuando hice los Ejercicios Espirituales, el sacerdote que fue mi acompañante me recibió con un: «si hay alguien que no esté de acuerdo en estar aquí, puede tomar sus cosas y retirarse». Lo primero que me vino a la mente fue: «¿Cómo sabe qué es lo que siento?».

El Examen (Ejercicios Espirituales, 43) y el uso de la imaginación en las Contemplaciones ignacianas (110-114) son dos canales eficaces para cultivar una mayor conciencia de la presencia de Dios en la vida interior.