ver más

Cine contra la abolición de la tortura

En este mes de junio el papa Francisco nos invita a orar por la abolición de la tortura: “Oremos para que la comunidad internacional se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y sus familias”. A la luz de esta intención recomiendo este par de películas para ver y comentar en nuestras comunidades y pronunciarnos por la abolición de la tortura.

La mujer que cantaba (Incendies) de Denis Villeneuve (Canadá, 2010, 130 min.)

Jeanne y Simon Marwan son dos gemelos que, en la apertura del testamento de su madre, reciben dos cartas que tienen que entregar a un padre al que creían muerto y a un hermano cuya existencia desconocían. Para esto tienen que viajar de Canadá a Líbano para intentar localizarlos y conocer más de sus origenes. La película es un grito de rabia o un canto lleno de dolor en medio de la guerra, la tortura y la violencia; pero también de amor y redención. A la luz de esta desgarradora historia fílmica tomemos en cuenta estas palabras del papa Francisco pronunciadas después del Ángelus del 22 de junio de 2014, unos días antes de la conmemoración de la Jornada de las Naciones Unidas por las víctimas de la tortura: “Ratifico la firme condena de todo tipo de tortura e invito a los cristianos a comprometerse a colaborar en su abolición y apoyar a las víctimas y a sus familiares. Torturar a las personas es un pecado mortal. Un pecado muy grave”.

En el nombre del padre de Jim Sheridan (Irlanda, 1993, 135 min.)

Esta película se basa en la historia real de Gerry Conlon (Daniel Day-Lewis, estupendo), un irlandés que fue encarcelado injustamente por los antentados con bombas en el pub de Guildford de 1974. Con él fueron encarcelados, con penas que van de los 14 años a la cadena perpetua, otros irlandeses que fueron obligados a una falsa confesión usando la tortura física y psicológica por las autoridades inglesas, quienes negaron y ocultaron deliberadamente esos abusos. Comentemos estas palabras del papa Francisco en su discurso a la delegación de la Asociación Internacional de Derecho Penal el 23 de octubre de 2014: “El adjetivo ‘cruel’; bajo estas figuras que he mencionado está siempre esa raíz: la capacidad humana de crueldad. Es una pasión, una verdadera pasión. Una forma de tortura es a veces la que se aplica mediante la reclusión en cárceles de máxima seguridad. Con el motivo de ofrecer una mayor seguridad a la sociedad o un trato especial para ciertas categorías de detenidos, su principal característica no es otra que el aislamiento externo. […] Este fenómeno, característico de las cárceles de máxima seguridad, se verifica también en otros tipos de centros penitenciarios, junto a otras formas de tortura física y psíquica cuya práctica se ha extendido”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Síguenos en nuestras redes sociales
Suscríbete al boletín semanal

    Enlázate con
    Previous slide
    Next slide