Ante las dificultades de la vida que nos golpean muchas veces de forma inesperada uno tiende a preguntarse: ¿Por qué a mí? ¿Por qué soy estéril? ¿Por qué perdí a mi familiar de esta manera? ¿Por qué padezco esta enfermedad? ¿Por qué me pasa esto precisamente a mí? ¿Por qué desparecieron a mi hermana? ¿Por qué me asaltaron con lujo de violencia? ¿Por qué este accidente?
Las Sagradas Escrituras (SE) no son libros para leerse como una novela, son para llevarse a oración porque sólo a través de la oración manifiestan su sentido profundo y las muchas vetas que cada pasaje contiene.
Estamos tan acostumbrados a hacer ciertas cosas que ni sabemos cómo se llaman, ni entendemos sus alcances, ni nos interesan. Sin embargo, la reflexión y los matices precisos de un escolástico como Tomás de Aquino, a quien festejamos este 28 de enero, pueden ayudarnos a descubrir los alcances de lo que pareciera inofensivo y a evitar los «descuidos de la lengua» (S.Th. II–II q.73 a.3 resp.).
Alberto Magno, también conocido como el Dr. Universal, nació en la región de Baviera, Alemania, no se sabe a ciencia cierta en qué año, entre 1194 y 1206. Murió en Colonia el 15 de noviembre de 1280.
En la colonia El Briseño, a unas cuadras de Periférico Sur, en Zapopan, Jalisco, hay un refugio que se erige entre calles de piedra y baches sin pavimentar. Allí vive Matilde Cervantes Villegas («Tisu» para todos) con su familia. Una familia que se agranda todas las tardes y días de festejo, cuando Casa Tatic se convierte en comedor, biblioteca y hasta en salón de fiestas.
Los cristianos creemos en la resurrección de los muertos, pues «si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe», pero también tendemos a pensar en esta resurrección como un momento escatológico muy puntual.
San Agustín de Hipona, el gran converso, el doctor de la Gracia, el retórico extraordinario, el enamorado de Dios, la inteligencia apasionada ¿por dónde se puede abordar una breve reflexión sobre él? Eso es muy complicado, no porque falten elementos, sino porque sobran.
Algunos lo llaman el «Dr. Seráfico», otros el «Dr. Devoto», sin embargo, en su época fue conocido como Buenaventura (el afortunado) porque cuando era niño se dice que estuvo enfermo de gravedad y su madre pidió la intercesión de Francisco de Asís y tiempo después el niño se curó; desde entonces lo empezaron a llamar Buenaventura, y también su corazón quedó ligado a la incipiente orden de los Franciscanos.
Esta frase que Platón pone en boca de Sócrates en su diálogo es de una inmensa riqueza moral; puede sonar a debilidad, a sometimiento a pasividad. Pero de ninguna manera dice eso.
Muchas veces he escuchado por ahí especulaciones del tipo: “¿Qué hubiera sucedido si Pilatos no le hubiera dado la espalda a Jesús?” Me parecen especulaciones estériles. ¿Por qué?
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CHRISTUS REVISTA DE TEOLOGÍA, CIENCIAS HUMANAS Y PASTORAL No. 845 Año LXXXI, abril-junio de 2024, es una publicación electrónica trimestral editada por la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, A.R., Av. Río Churubusco núm. 434, Colonia del Carmen, Coyoacán, Ciudad de México, C.P. 04100, teléfono: 55 5533 5835. Editor responsable: Pedro Antonio Reyes Linares. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2023-011210031400-203, otorgada por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número, Pedro Antonio Reyes Linares, 1 de abril de 2024. Fecha de publicación: 1 de abril de 2024.
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