«Con las manos vacías»

Quiero llegar a ti, Señor

cuando me llames.

No las quiero tener llenas

de obras buenas

ni de méritos

o acciones

que yo haya acumulado

día tras día.

Quiero llegar a ti

con el corazón vacío,

sin que haya

tesoros

que ofrecerte,

para que los cuentes

y los premies.

El amor siempre es gratuito,

en lo oculto

y en silencio,

porque así, Señor, tú amaste,

porque así, Señor, lo haces

cada día

cada instante.

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