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10 años con Francisco

Cuando Jorge Mario Bergoglio salió al balcón de la Plaza de San Pedro y se presentó como Francisco, el nuevo obispo de Roma, venido de “los fines del mundo”, los gestos del primer papa jesuita capturaron las miradas por su sencillez y espontaneidad que rompen con esquemas, pero que demuestran una forma de cómo quiere que seamos Iglesia: caminando juntos.

Para dar gracias por este pontificado, que ha tenido en el centro de su acción a las periferias del mundo, el equipo de Vocaciones Jesuitas México organizó un conversatorio de estos diez años con el papa Francisco, en su aniversario de elección pontificia. Nuestro pequeño grupo de 30 personas fue testigo de cómo el deseo de Francisco de trabajar por una “Iglesia pobre y para los pobres” tiñe y permea distintas disciplinas como el arte, la filosofía, la teología, el cine y la eclesiología. Fue entonces cuando la doctora Mariana Méndez Gallardo, el padre Luis García Orso, S.J., y el padre Ignacio Javier Garibay, S.J., compartieron cómo la misión de Francisco mueve corazones y afectos incitando a actuar en pro de nuestra gran humanidad. En las siguientes líneas les comparto una síntesis de esta mesa de diálogo.

“La Iglesia será en salida o no será”, fue la primera gran frase que Mariana compartió al referirse al pontificado de Francisco, afirmando que no es fácil sintetizar diez años de trabajo en la Iglesia, más bien,este estilo de slogans o frases se convierten en preguntas abiertas que provocan pensar en cómo nos podemos encontrar con el otro y la otra, y en el otro, y juntos transmitir la buena noticia que las demás personas son para nosotros. Asimismo, al mencionar distintos números de Fratelli Tutti, Mariana nos recuerda que ésta es una encíclica de la comunicación común, pues revela lo importante que es reconocer a los otros desde la primera experiencia: el sentir, el mirar, y los múltiples gestos sensoriales, físicos y humanos que hacen mirarnos en el otro, tal como sucede en el arte.

Mariana también identificó un paralelismo entre la misión del arte contemporáneo y la acción de Francisco, pues nos incitan a ir más allá de lo inmediato que provoca un ensimismamiento que lentamente nos aísla del mundo. Por el contrario, la invitación que se convierte en misión, tanto del arte como en la acción de Francisco, es afinar la crítica de la mirada del mundo, ponderando cómo las conversaciones reposadas se convierten en una sabiduría contracultural, cómo hacerme otro con la obra artística o la gran creación, cómo situarnos en el mundo como indignados por lo que sucede e incitados a ser transformadores de la sociedad: “Renunciando a la mezquindad para hacernos cargo de los crímenes del mundo” (FT 75), sólo así perderemos el miedo de cuidar y de cuidarnos al sabernos próximos. En suma, en el arte la obra nos abre a ser transformados en la obra, y en la acción las invitaciones de Francisco nos invitan a hacer nuestros los clamores del mundo necesitado de una sensibilidad que piense e integre a todo el mundo.

En la misma tónica de sinceridad y emoción que provoca el arte, el padre Luis García Orso inició su intervención mencionando que Francisco mantiene vivo el espíritu de san Juan XXIII y del Concilio Vaticano II, evidenciando que la comunicación y el estilo del papa argentino brota completamente de los gestos: al lavar los pies a presos, al comer con mendigos, al reunirse para orar con judíos y musulmanes, al verlo mojado en filipinas junto con las multitudes que lo esperaban bajo la lluvia, y, también, al llorar por los niños y jóvenes maltratados y violentados. Francisco desea conocer y permanecer cerca de las periferias del mundo a la par que nuestro planeta conoce el corazón de un reformador tierno y sabio que ha sido capturado en nueve cintas fílmicas en sus 10 años como papa, algo “único” en la historia.

Con pocas palabras, pero con un lenguaje profundo y sincero, el padre Luis comentó brevemente cada una de las películas que han capturado a Francisco en distintos momentos, pero que revelan una manera dialogante de cómo ser Iglesia y cómo ser humanos. En El Jesuita (2014) y Llámame Francisco (2015) Luis García Orso comenta que, a pocos meses de su elección como papa, se proyecta la biografía y la vida de Jorge Mario Bergoglio. En el año 2015 el filme Francisco, el padre Jorge, nos regaló un bello testimonio de cómo una periodista española investiga al arzobispo de Buenos Aires, que luego será cardenal y papa de la Iglesia católica. Una de las cintas más comentadas y que llegó a ser nominada a los premios Oscar es Los dos papas (2019), una ficción que expone al papa Ratzinger y al cardenal Bergoglio con sus propias formas de ver a la Iglesia, aparentemente una opuesta a la otra: la tradición y el orden frente al cambio, la apertura y la reforma; pero, rompiendo con esta aparente rivalidad, la película enuncia un signo fundamental para la Iglesia: el diálogo en apertura y confianza que busca un bien común.

El padre Luis continuó su reflexión comentando brevemente Francisco, un hombre de palabra (2018), en la que encontramos al papa jesuita en sus visitas pastorales y en los gestos vivos que son identitarios del actual pontífice y que esboza quién es el papa que quiere renovar la Iglesia, invitándonos a no vivir la indiferencia. En Francisco (2020) podemos ser testigos del papel de la Iglesia para contrarrestar la injusticia del mundo. En el año 2021 la miniserie Historias de una generación con el papa Francisco los cineastas nos sentimos interpelados por el mensaje que los adultos nos comparten: vivir motivados por el amor; no perder la necesidad de soñar; la lucha en la vida y, por último, la importancia del trabajo. Es entonces cuando García Orso nos invita a preguntarnos ¿por qué luchas?, ¿cuánto corazón das en tu acción?

Fotograma-Padre Jorge

En In Viagio (2022) acompañamos al papa Francisco por 40 viajes apostólicos realizados en 60 países. Por último, en La carta (2022) se captura cómo el espíritu de la encíclica Laudato Si’ permea en cuidadores y transformadores del mundo y de la sociedad desde distintas disciplinas. Para su cierre, el padre Luis nos invitó a cuestionarnos: ¿Qué espíritu está latiendo dentro de la Iglesia y qué imágenes nos regalan estas imágenes?

Por su parte, el padre Javier Ignacio Garibay, S.J. inició su intervención afirmando que hay muchas eclesiologías en la Iglesia, y en consonancia con Mariana y con el padre Luis, la historia nos proyecta imágenes de la Iglesia, y la Iglesia que busca Francisco es la que se acerca a la realidad del doliente manteniendo vivos los gestos de las primeras comunidades cristianas: dejarse tocar por lo prohibido, por lo inhumano, dejándose conducir por el Dios del amor que se ha involucrado en nuestro mundo para humanizarnos.

Con un lenguaje ignaciano Gary nos recuerda que así como en Pamplona Ignacio se convirtió a Dios, y en Manresa Dios convirtió a Ignacio al mundo, esta síntesis jesuítica muestra el modo de discernir los modelos de nuestra vida para actuar siguiendo al mesías de los pobres que también sigue Francisco: Jesús de Nazareth. Y desde este deseo de estar con los empobrecidos y sufrientes del mundo, Gary invita a preguntarnos: ¿Cuál es el lugar social de la Iglesia? Es entonces cuando Francisco nos recuerda lo fundamental de una pobreza voluntaria que revela un compromiso que no nos distraiga en la construcción del Reino de Dios. Con esto, al volver a la frase “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres”, se nos ofrece una oportunidad para dejarnos confrontar por la realidad tan cruda del mundo, manteniendo la esperanza puesta en Dios y sabiendo que en y con los pobres podremos mirar, sentir, oler y palpar la misión de la Iglesia.

Al ser los pobres un lugar teológico Gary nos invita a buscar cómo se revela Dios desde una vivencia relacional integral entre la naturaleza y la humanidad. Esta acción relacional que busca la justicia desde una fraternidad mundial nos lleva a escuchar el ethos del mundo, el modo de habitarlo y, a su vez, es Dios mismo quien nos regresará con los pobres para ser salvados, en comunidad, desde la praxis de la caridad. Por último, la mística popular del pueblo de Dios que camina en comunidad evangeliza al mundo que toca las múltiples realidades actuales, que no excluye, y no se convierte en ideología, más bien libera, labra lo que busca Francisco para la Iglesia y para el mundo sufriente.

Estas tres perspectivas de cómo el papa Francisco provoca reflexión, diálogo y emoción nos invitan a cimentar nuestro Espíritu únicamente en Dios y en una comunidad mundial que busca aceptar, integrar y crecer desde la pluralidad de pensamientos y acciones que evidencian el rostro humano del Dios presente entre nosotros.

Gracias, Francisco, por tu vida, tu vocación y la vocación cristiana a la que nos invitas con Jesús y Su Iglesia.

Ver la conversación: https://fb.watch/jxROBA3V-A/


Foto de portada: Gaby Arévalo-Cathopic

2 comentarios

  1. Bien por este conservatorio a propósito de los 10 años del pontificado del papa Francisco. Felicidades al Equipo de Vocaciones y a los ponentes. Muchos saludos!

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