Una pastelería en Tokio

MUBI, la plataforma para ver películas, acaba de incluir Una pastelería en Tokio (título original: An, 2015), una pequeña joya cinematográfica. Su historia reúne en un pequeño negocio a tres personas de distintas generaciones: una anciana, un adulto y una jovencita colegiala.  Tres vidas que no conocemos y que se irán amasando y sirviendo como los panecillos rellenos de frijoles dulces que los han hecho encontrarse. 

Sentaro es un hombre triste y cansado, y está a cargo de la panadería del barrio. Wakana es una jovencita callada y solitaria que acude ahí a tomar un refrigerio. Sus semblantes contrastan con el rostro alegre y jovial de la anciana Tokue, que llega a solicitar el trabajo de ayudante de pastelería que pide un letrero exterior. Sentaro trata de explicarle a Tokue que ella no tiene la edad ni las fuerzas para un trabajo exigente y tempranero. La vieja lo tratará de convencer llevándole la salsa de frijoles dulces que ella prepara para rellenar las tortitas llamadas dorayakis; a Sentaro le gustarán tanto que aceptará la ayuda de la anciana. Entonces el negocio empezará a tener cada vez más clientes, encantados de comer unos dorayakis tan sabrosos, hasta que recuerdos del pasado de cada uno de los protagonistas toque el presente. 

La directora de cine, fotógrafa y escritora Naomi Kawase nació en Nara (Japón) en 1969. En 1993 su cortometraje documental Abrazando el aire fue premiado en el Festival Image Forum de Japón. En 1996 se estrenó su mediometraje documental Sol de atardecer, y un año después escribió y dirigió Suzaku, su primer largometraje de ficción, por el que ganó el Premio Cámara de Oro en Cannes, a sus 27 años de edad, como la cineasta más joven premiada en la historia del Festival. 

En 2007 Kawase obtuvo el Gran Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes con una película sobre el dolor y el duelo, considerada su obra maestra, Mogari no Mori (El bosque del luto). En 2015 su película Una pastelería en Tokio inauguró la sección Un certain regard del Festival de Cannes. En el verano de 2016, la directora recibió un homenaje en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (México) y se proyectaron algunas de sus películas. En 2020 estrena su última película: True Mothers

Kawase proviene de la fotografía y retoma a menudo su método de trabajo. Sus producciones son una mezcla de géneros: documental, video, diario, relato íntimo, poesía, ensayo, autobiografía. Sus temáticas giran en torno a la vida interior, la memoria, las pérdidas y las ausencias, la búsqueda de los orígenes y de la identidad. El amor, la soledad, la familia y la muerte son temas capitales no sólo de sus primeros documentales autobiográficos, sino del resto de su filmografía. 

En Una pastelería en Tokio, saber cocer y preparar los frijoles rojos (an, del título original del filme) requiere mucho cuidado, paciencia, tiempo, cariño; pero la vida también va pidiendo lo mismo. Los frijoles, el pan, cada evento y cada persona que llegan a nosotros, son regalos para ayudarnos a vivir; regalos inmerecidos para gustar y agradecer. La vieja Tokue sabe de cocina y sabe de la vida, y lo va compartiendo con una sonrisa y una delicadeza que nos atrapan, y unos ojos abiertos a todo. Entonces, las tres almas solas que se han encontrado en la sencilla panadería irán poco a poco cociendo aquello que traen de su historia, nada agradable,  y podrán compartirlo con un nuevo sabor y una nueva mirada.  

La narración lleva un ritmo lento y una cámara atenta a los pequeños detalles para que también nosotros tengamos tiempo de cocinar y gustar lo que va sucediendo en nuestro interior. “¿Qué te hace estar triste?” -le pregunta Tokue al panadero-. “Mira que la luna brilla siempre para ti”. La existencia de cada quien puede estar encerrada en espacios muy estrechos -como el cuarto o el negocio de Sentaro-, pero afuera brilla la luz, sopla el viento, se abren los cerezos blancos, ríen las jovencitas, cantan los pájaros… Hay que detenerse, hacer silencio, contemplar, escuchar. Las cosas más simples de la vida están ahí para nosotros. Las personas llegan y se van, pero hay algunas que nos tocan el corazón y nos enseñan a vivir en libertad y con sentido. Entonces se quedan, aunque ya no estén. 

Un comentario

  1. hay que detenerse ,contemplar , hacer silencio, escuchar …… cosas tan básicas y simples pero que aterrorizan tanto al hombre de este siglo .

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