Por: María Teresa Abarca Gutú; Julia Valeria Gutiérrez Nava; Alix Janeth Jurado Tarín; Bianca Medina Ramírez; Areli Salazar González (por orden alfabético, no por orden de importancia).
¿Alguna vez has sentido tristeza, miedo, inseguridad, desconcierto, enojo, ansiedad, dolor, frustración, recuerdas sin desearlo un evento que quisieras olvidar o te cuesta trabajo dormir? Desafortunadamente, es algo que muchas mujeres experimentan constantemente simplemente por el hecho de ser mujeres.
Hace unos días en México, sucedió algo que le dio la vuelta al mundo. La presidenta del país fue acosada mientras caminaba por la calle. Lamentablemente, es la realidad que muchas mujeres viven a diario.
¿Sabías que de acuerdo con ONU Mujeres y el INEGI, más del 70% de mexicanas mayores de 15 años han sufrido algún tipo de violencia? Pero ¿qué es la violencia contra las mujeres?

Foto: Cathopic
De acuerdo con La Ley General de Acceso de las mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) ésta se define como cualquier acción u omisión, basada en su género, que cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte tanto en el ámbito privado como en el público y se expresa a través de discursos, normas, prácticas sociales y vínculos afectivos.
Pero ¿por qué ocurre esto? El fenómeno de la violencia tiene múltiples factores, algunos de ellos son:
- El sistema social, político y económico en el que nos encontramos es patriarcal y machista, es decir, se le da un valor superior al hombre y a lo relacionado con lo masculino como lo es el poder, ser autosuficiente, preponderar la razón sobre las emociones, la dominación, entre otras.
- Lo anterior genera prejuicios, creencias e ideologías que se van transmitiendo de generación en generación ¡sin que nos demos cuenta! Por ello se menciona que la violencia contra las mujeres es también una cuestión histórica.
- Nuestra conducta en muchas ocasiones se sostiene en dichas creencias e ideologías porque éstas son como las plantas de los pies: no las vemos, pero caminamos sobre ellas.
- Nuestras conductas a su vez refuerzan las creencias e ideologías que al mismo tiempo van construyendo y retroalimentando el contexto social en el que nos desenvolvemos.
Asimismo, como se mencionó, existen distintos tipos de violencias. Algunos ejemplos son:
- Estructural y simbólica: promover y reproducir mensajes que acentúan la desigualdad. Por ejemplo, la publicidad que presenta a las mujeres como objeto sexual mostrando parte de su cuerpo, aunque no se relacione con el producto que se anuncia. Asimismo, normalizar distintos prejuicios de género como «las tareas domésticas y la crianza son de mujeres», «los hombres deben de cuidar y proveer económicamente».
- Psicológica y emocional: hacer bromas hirientes, amenazar, mentir, ignorar, chantajear, humillar en público.
- Económica y patrimonial: controlar o negar los recursos, impedir trabajar, dañar o retener bienes.
- Digital: acosar en Internet, difundir contenido sin consentimiento, suplantar la identidad.
- Sexual: forzar una relación sexual, presionar o tener un contacto sin consentimiento (abuso sexual).
- Física: golpear, empujar, jalonear, pellizcar, mutilar, asesinar.
También, existen distintos contextos en los que estas violencias se pueden reproducir, por ejemplo, la casa (violencia doméstica), el trabajo (violencia laboral) o el mundo virtual en internet y redes sociales.
Ante ello, ¿qué podemos hacer?
- Reflexiona: ¿cuáles son los mensajes sociales que pudieran estar reforzando el sistema patriarcal en el que nos encontramos? Existen series, películas, podcast, etc. que promueven estereotipos de género, lo cual influye en el significado que se construya de la masculinidad o feminidad. Muchas veces pasan desapercibidos, no se reflexionan y por tanto se normalizan incorporando la idea de que “eso está bien, siempre ha sido así y así debe ser”.
- Cuestiona: sería importante preguntarse, ¿cuáles son las ideas que tienes alrededor de lo que es ser hombre y mujer y cómo actúas con base en ello? Por ejemplo, ¿piensas que los hombres tienen la última palabra o que una mujer «calladita se ve más bonita» ? Muy probablemente se esté cayendo en reproducir estereotipos de género.
- Actúa:
- A partir del punto anterior, busca relacionarte de forma diferente evitando caer en conductas que son «exclusivamente de mujeres o de hombres».
- Reconoce, cuestiona y denuncia las desigualdades, discriminaciones y exclusiones en los tratos con mujeres. Eso es incluir la perspectiva de género.
- Manifiéstate en contra de la revictimización, es decir, culpar a la mujer de la violencia recibida (por ejemplo, “como no la iban a acosar si se viste provocativamente”).
- Brinda tu apoyo ante movilizaciones que buscan que se generen políticas públicas que garanticen la seguridad de la mujer, vigila su cumplimiento y mantente al tanto de los temas y acciones que se ejerzan a nivel político en este ámbito.
- Educa:
- Se requiere enseñar a las infancias desde la ternura, la empatía, el respeto y la equidad. Algunos ejemplos son evitar regalar juguetes «para niños o para niñas» o utilizar el color rosa o azul diferenciando lo que es de «hombre o mujer» y fomentar la expresión emocional ya que en muchas ocasiones se piensa que «un niño no debe llorar». Recuerda que pequeñas acciones pueden generar grandes cambios.
Como te podrás dar cuenta, no sólo implica hacer, sino también el no hacer algo que atente contra la dignidad e integridad de la mujer en cualquier lugar. Por ello, resulta urgente reflexionar sobre cuál es el papel de cada una / cada uno en la presencia de este fenómeno y tomar acción ante ello.
La salud mental también implica cuestionarnos cómo nos relacionamos y qué hacemos diferente para erradicar la violencia. Un cambio individual también requiere de un cambio social ya que sociedad e individuo no están separados. Si cambias tú, la sociedad va cambiando.






