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Jóvenes, la esperanza del cambio

Enero- febrero – marzo 2022

Ante las múltiples consecuencias de la pandemia, los jóvenes han sido, sin duda, uno de los más afectados por ella. Muchos de ellos y ellas han perdido su apoyo familiar, su empleo, han dejado sus estudios o no han encontrado la manera de hacer escuchar sus otras demandas y necesidades, las que ya estaban empezando a llenar de manifestantes las calles de América Latina, ante la falta de opciones para el futuro y el desconcierto de caminar en un mundo que no parece ni escucharlos, ni escuchar sus propuestas, sino que, por el contrario, responde con violencia.

Sin embargo, hemos visto en los movimientos de protesta social en países como Colombia y Chile, el protagonismo de la juventud que, aun enfrentando la represión y el freno de las autoridades, ha buscado la construcción de una sociedad más justa y democrática y de una vida que pueda ser realmente amable para todos y todas.

Podemos rescatar los esfuerzos de aquellos que no han sido vencidos y que han enfrentado valientemente y llenos de esperanza las fisuras de la sociedad en su conjunto, porque no quieren resignarse frente a las dinámicas de división y destrucción del sueño que Dios tiene para toda la humanidad. Es en estos esfuerzos, en sus intentos de reivindicación de todas las formas de dignidad, en donde resuena con claridad la vida en abundancia que definió la misión de Jesús y su Reino. Son estos esfuerzos los que han puesto a la Iglesia en movimiento con nuevas propuestas para vencer sus propias resistencias y para replantearse, como cuerpo de Cristo, su misión inclusiva e incluyente.

Los movimientos de jóvenes son ahora los que expresan esa esperanza de futuro, un punto muy importante que ha modelado las preferencias apostólicas de la Compañía de Jesús, y así se ha propuesto, por eso, acompañarlos a construir un futuro justo y humano. En su acompañar a la juventud, la Compañía se une a la invitación que Francisco ha lanzado desde el Evangelio, cuando en los documentos que acompañan el Sínodo que actualmente se está desarrollando, la llama a que sea una Iglesia «Pueblo de Dios que manifiesta y realiza en concreto su ser comunión en el caminar juntos y en la participación activa de todos sus miembros».

Los jóvenes no pueden dejarse afuera, son parte de este nuevo proyecto de sinodalidad, que, como una de sus exhortaciones principales, nos ha llamado a todas y a todos los seguidores de Jesús a caminar juntos para dar «un mensaje de unidad en un mundo dividido».

Fraternalmente
El equipo editorial de Christus

Foto: © Centro Prodh
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