«Todo el que es de la verdad escucha mi voz»
Noviembre
- Dn 7, 13–14
- Sal 92
- Apoc 1, 5–8
- Jn 18, 33–37
§ En la primera lectura el libro de Daniel prosigue en su relato apocalíptico. Es un Hijo de hombre a quien le es entregado poder, honor y un reino de parte de un anciano. Los signos son potentes, pues se resalta la majestuosidad del evento en una investidura cósmica y apoteótica.
§ En la segunda lectura el libro del Apocalipsis retoma signos parecidos a los de Daniel, recurriendo a la tradición para relacionarlo con la crucifixión de Jesús. Aquél al que traspasaron, que ha amado hasta el extremo, ahora será ensalzado de gloria y majestad. Es Dios, principio y fin, quien lo ha resucitado.
§ El Evangelio de San Juan propone un contraste: ¿Qué clase de rey es Jesús frente a Pilato? El relato nos muestra un hombre vulnerable, que no basa su Reino en el poder, sino en dar testimonio de la verdad, la cual consiste en el mensaje de salvación que predicó durante toda su vida.
Jesús es resucitado por el Padre, quien no es indiferente a la fidelidad y compromiso de su Hijo. El gesto de amor de ambos, tanto del Padre como del Hijo, han transformado la historia y consumarán el Reino de Dios con la cooperación humana en el seguimiento de Jesucristo.