«Eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres».
Enero
- Is 60, 1–6
- Sal 71
- Ef 3–2–3, 5–6
- Mt 2, 1–12
§ El profeta Isaías nos invita a atender la manifestación de la gloria del Señor que nos fue prometida entre las espesas tinieblas que envuelven eventualmente a todas las naciones. El resplandor del Señor se nos promete simbólicamente en Jerusalén, ciudad principal de una nación sometida y en el exilio. Se trata de una manifestación de Dios accesible a todos los pueblos que produce alegría radiante en el corazón de todos nosotros, sus hijos.
§ San Pablo en su Carta a los Efesios nos presenta que el cumplimiento de esta promesa para todos los pueblos de la Buena Nueva se da en Jesucristo. Nos invita a considerar que, por el Espíritu recibido en el bautismo, se cumple esta promesa de formar un solo Cuerpo.
§ Mateo nos provoca a afinar esa sensibilidad como los Magos de Oriente hacia lo sencillo. De tal manera que no nos detengamos a buscar esa manifestación de Dios en sitios que parecen más ilustres, sino en las realidades de amor donde hay signos de humanidad. Ahí se manifiesta hoy la Gloria del Señor.
Ayúdanos, Señor, a estar atentos al surgimiento del resplandor de tu promesa en lo sencillo. Auxílianos con tu gracia para proteger esas realidades en donde elegiste manifestarte para el bien de toda la humanidad.