Evangelio del domingo 22 de septiembre

«El Señor es quien me ayuda»

SEPTIEMBRE

Domingo 22

  • Sab 2, 12. 17–20
  • Sal 53
  • Sant 3, 16–4, 3
  • Mc 9, 30–37

§ En su discurso, el libro de la Sabiduría presenta a los malvados que niegan la existencia de Dios y se jactan de sus hechos; que se burlan de los justos y esperan que sus vidas sean gratificantes y libres de consecuencias. Por tanto, de manera torpe, se anuncia la muerte y se desafía la presencia de Dios en tal hecho. 

§ El apóstol Santiago nos pone sobre la mesa una manera específica de acercarnos a la sabiduría de Cristo, que contrasta con la sabiduría terrena. Sobre esta última alerta acerca de la envidia, la ambición y el desconcierto, ésas que llevan a la falsa sabiduría. En cambio, la sabiduría cristiana está fundada en la justicia y la paz, pero quebrantada a menudo por las guerras, que son el producto de la codicia.

§ El ministerio público de Jesús en Galilea ha concluido. Ahora, el Maestro ha de instruir a sus discípulos sobre la pasión y resurrección. En este sentido, el servicio como ideal de liderazgo se ejemplifica por medio de un niño, entendiéndolo no como inocencia sino como alguien que carece de estatus legal, y, en consecuencia, se encuentra desvalido. Es decir, acoger a un niño es una acción insignificante que no tiene recompensa, por eso el verdadero discípulo de Jesús debe ser el último y el servidor de todos.

Enséñanos, Jesús, a aprender a ser discípulos servidores de la Buena Nueva y que tu palabra nos guíe a caminar del lado de la justicia y la paz. Que seamos constructores de un mundo compasivo en el que la que la sabiduría del Padre nos lleve a su plena realización.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán
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