«…tu Salvador, al que has preparado para el bien de todos».
Febrero
- Mal 3,1–4
- Sal 23
- Hebreos 2,14–18
- Lucas 2,22–40
§ El profeta Malaquías presenta la necesidad de la intervención del Señor para hacer agradable nuestra ofrenda. Aquí yace la promesa a punto de cumplirse de una intervención de tal magnitud y de tal amor que destruya lo que lo esclaviza, pero sin destruir al ser humano. Rescatando a la humanidad se consigue que los frutos ofrendados sean signos de unión entre el hombre y su Señor.
§ La Carta a los Hebreos nos invita a ponderar qué tan grande es nuestro deseo de ser ofrecidos junto con los frutos. Nos presenta el modo en que Jesús se ofrece haciéndose de nuestra misma familia para vencer la muerte como instrumento de dominio. Esta entrega misericordiosa y solidaria de Jesús nos invita a ser ofrenda auxiliando a los otros.
§ El Evangelio de Lucas muestra la ofrenda sencilla de María y José representada en un par de tórtolas o dos pichones por la presentación del niño Jesús. Dos adultos mayores, los profetas Simeón y Ana, nos ayudan a reconocer al Señor en las manos de esta familia sencilla. Esto nos invita a considerar que ofrecernos es también cuidar esos inicios en el que el Señor mismo se confía a nuestras manos.
Danos, Señor, la gracia de ofrecernos con un corazón sensible a los demás. Haz que no pasemos por alto lo que has dispuesto para nuestro cuidado.