El cambio climático, a pesar de sus estragos, apenas se cuela en nuestras conversaciones, en nuestros hábitos de consumo y en nuestra visión de futuro, tanto en el plano individual como en el colectivo, como si hubiera cierto escozor al nombrarlo y hacernos cargo de sus efectos. Es por eso que en este número nos planteamos preguntas decisivas: ¿Hay salvación?, ¿de qué y de quién depende?
En 2024 las proyecciones climáticas alertan sobre el calentamiento de la Tierra, una tendencia que, de acuerdo con estudios científicos, podría llevar a que las temperaturas globales aumenten más de 1.5°C, lo que traería consecuencias irreversibles para el planeta.
Las elevadas emisiones de carbono originadas por actividades industriales, la dependencia de combustibles fósiles, la explotación minera a cielo abierto y otras actividades de alta demanda de recursos están contribuyendo al aumento de las temperaturas, a la contaminación del aire, así como a la escasez de agua de calidad para consumo humano.
Si las potencias económicas mundiales y las élites locales, que son en gran parte responsables del deterioro ambiental, hacen oídos sordos a los reclamos de cientos de comunidades afectadas por el cambio climático, ¿qué responsabilidad recae sobre nosotros como individuos?
Integrar prácticas de ecoespiritualidad en nuestra vida diaria nos permite estar plenamente presentes en nuestra Casa Común, cuidar de ella y concientizarnos sobre los desafíos que enfrenta, impulsándonos a tomar medidas para mitigar su deterioro.
En mayo se cumplen nueve años de la encíclica Laudato si’, que reconoce la crítica situación de la humanidad frente a la crisis ambiental y sus efectos. Sumado a esto, en 2023 se lanzó Laudate Deum, donde el papa Francisco analiza lo que la agenda ambiental significa hoy para gobiernos, empresas, Iglesia y personas comunes, con el fin de establecer nuevas metas. Esperamos que este número lleve a una reflexión para emprender acciones comunitarias inmediatas y que perduren en el tiempo.
El equipo editorial de CHRISTUS