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Profetismos para la realidad actual

Abril- junio 2022

Es común escuchar en estos tiempos que han muerto los profetas que levantaban su voz por la justicia y la esperanza, y que vivimos en una época donde se imponen las fuerzas de un capitalismo sin anhelo de igualdad, una violencia sin fronteras y sin distingos, y el miedo de una sociedad que se siente llevada irremediablemente a dinámicas de aislamiento y de «sálvese quien pueda». Son tiempos de tinieblas, en las que se dibuja —como recientemente se nos muestra en la película mexicana Sin señas particulares—, una figura diabólica que parece invencible y omnipresente. Difícilmente se puede pensar en esperanza y justicia en medio de esa oscuridad. 

Sin embargo, ha sido siempre en tiempos de oscuridad donde ha aparecido la voz profética, porque es una voz que irrumpe, que nos saca de los lugares acostumbrados y canonizados por la cultura para llevarnos a lo inédito, a lo que empieza a crecer desde lo más pequeño, como una semilla, pero con la persistencia y fuerza suficiente para resistir y recrearse en medio de la maleza. 

Es a esto a lo que hemos querido referirnos en este número como «Profetismos para la realidad actual». Queremos celebrar las voces que despuntan y se levantan en medio de la oscuridad y la exigencia de conformidad, para precisamente recordarnos que es posible todavía la creatividad, el respeto a la vida propia y a la del prójimo, la demanda de justicia que rebasa los círculos familiares y las fronteras. Queremos descubrir que todavía es posible escuchar en esas voces, trabajos y movimientos, la voz de quien habla en medio de la noche y nos dice: «mira que hago todas las cosas nuevas».

Nuestro número es una invitación a discernir en medio de la noche esas voces que vienen de la base, del sufrimiento y de la esperanza de colectivos y colectivas, de pueblos, de madres, hermanas, hermanos, hijas, hijos, padres y de miles de personas que quieren reivindicar palabras como fe, fraternidad, justicia, dignidad, verdad porque todavía tienen valor, que todas ellas nos refieren al Dios que nos hizo a su imagen, creadores amorosos de un mundo de relaciones justas, que todas las criaturas hermanas puedan celebrar y disfrutar, como la mesiánica paz. 

Fraternalmente
El equipo editorial de Christus


Foto: © Aluico Esparza, S.J.
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