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Construyendo puentes norte-sur

Encuentro sinodal entre el papa Francisco y alumnos de universidades jesuitas
de Latinoamérica y Estados Unidos

El 24 de febrero, el papa Francisco se encontró con estudiantes universitarios de América para escuchar sus preocupaciones y proyectos en torno a dos de los desafíos que experimentan los pueblos del continente: la migración y la búsqueda de refugio.*

Lorena Delgado (Universidad de Santa Clara): ¿Puede ser que este evento del encuentro del papa con los estudiantes se convierta en una tradición? Los papas del futuro podrán comprometerse con los estudiantes de forma regular y así escuchar a estos miembros indispensables del Pueblo de Dios; a su vez, los estudiantes pueden asociarse con los papas para trabajar sinodalmente para asegurar el desarrollo y acceso a los bienes de la Creación, frente a los desafíos provocados por la globalización.

Papa Francisco: Sería lindo que se repitiera este diálogo entre los papas y los estudiantes. Voy a recordar un método que tenían para trasladar las sardinas y que se conservaran fuertes. Les ponían en el tanque de agua un pescado que se las quisiera comer y las hiciera correr. Estaban siempre en forma y llegaban no blandas, sino fuertes a su destino. Yo creo que el papa necesita de alguien que lo corra y los estudiantes lo pueden poner en dificultad y hacer pensar, porque el estudiante siempre le trae la novedad. Evidentemente que uno se puede lavar las manos y decir no, es que eres joven, es hora de aprender, y ahora quédate quietito, y ese es el curso que mata a los estudiantes. Entonces, yo me siento sardina y les contesto.

Leonardo Girón (Universidad Católica de Honduras): Una de las principales causas que inducen la migración forzada de una región es la pobreza extrema, presente especialmente en las comunidades rurales, donde vive la mayor parte de la población indígena. Proponemos una red entre el mundo universitario, la Iglesia, las empresas públicas y privadas y la sociedad civil con el objetivo de realizar una reactivación económica y social de cada uno de estos territorios, con un trabajo arduo y dinámico que por un lado favorezca el estudio sistemático de la situación económica y social de las comunidades rurales y toda su influencia en la economía general de cada país. Y, que, por otro lado, estimule y permita el desarrollo de un trabajo genuino, con un acompañamiento psicosocial, de cursos de formación y de introducción al mundo del trabajo, con la intervención de universidades para sustentar y fomentar la creación de cooperativas que ayuden a colocar en el mercado todos los productos locales y así, en comunión, poder brindar a cada una de las culturas de los pueblos rurales y originarios, el valor, la protección, la promoción y la integración que necesitan.

* Esta es una versión editada y abreviada del encuentro. Se puede ver completo en: https://bit.ly/EncuentoSinodal_PapaEstudiantes

Foto: © Iberopuebla

Papa Francisco: La red entre la sociedad civil, la Iglesia y los estudiantes, para mí es clave. La sociedad civil necesita un diálogo con la juventud y escuchar a los estudiantes. Respecto a los migrantes hay algo de la integración que es muy de tener en cuenta, respetar las raíces y a la vez darle lo moderno de la nueva cultura para que se pueda integrar. Eso es lo que hay que hacer con un migrante: acompañarlo, sin que niegue su cultura y favorecer sus expresiones culturales: su poesía, su canto, sus danzas, su modo de pensar. No podemos integrar a un migrante haciéndole olvidar sus raíces. Existe una tensión entre raíces y nueva vida, pero hay que defender ambas, defender las raíces y defender la integración.

Priscila (Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro): Soy hija de migrantes. No es posible considerar el fenómeno migratorio sin darnos cuenta en la manera en que se organizó la economía de Brasil. Históricamente, ha sido una elección deliberada por parte de los poderes económicos, violentos que obligan a hombres y a mujeres a abandonar sus tierras en búsqueda de condiciones de vida digna. En nuestro contexto actual, la mitad de Brasil sigue teniendo hambre, 116 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria. Tenemos la cuarta tasa de desempleo más alta del mundo, 13.5 % millones de personas no tienen trabajo y lo más alarmante es que el sacrificio de la mayoría de la gente se convierte en dinero para los que son súper ricos, para los 20 mayores multimillonarios que poseen la riqueza del 60% de la población.

Jerfferson, Facultad de Filosofía y Teología (FAJE) en Belo Horizonte: Quisiera subrayar que esta concentración de la riqueza permite a un número restringido de personas, en su mayoría hombres y blancos, que se enriquezcan gracias a la explotación de nuestros recursos naturales y de la fuerza de trabajo de nuestro pueblo. Este sistema económico devastador obliga a miles de personas a abandonar su tierra natal, abandonando su cultura, sus raíces, en busca de nuevas posibilidades. Sólo entre 2000 y 2017 se calcula que Brasil tuvo 7.7 millones de desplazados internos.

Priscila: Teniendo en cuenta las causas de este desplazamiento forzoso en nuestro país, proponemos la creación de un proyecto que se debería llamar PermaneSer, en asociación con el sector público, con las universidades, y con varias instituciones.

Jerfferson: El proyecto buscará la creación de centros de permanencia, que de forma interdisciplinaria, integrada y colaborativa actúen como centros de promoción de iniciativas y tecnologías orientadas al desarrollo sostenible del ecosistema productivo local, especialmente en las regiones periféricas de Brasil donde abundan las violaciones de los derechos humanos y las amenazas al medio ambiente.

Priscila: Además el proyecto quiere colaborar con la reconstrucción del tejido social y con la promoción de políticas públicas que garanticen el fortalecimiento de la democracia, de los derechos y de las oportunidades para quienes no deseen migrar sino permanecer.

Jerfferson: Nos damos cuenta de que debemos siempre ser puentes, ser sensibles, estar con los sin voz. Sin embargo, la violencia, la intolerancia, la injusticia social han caracterizado siempre a nuestra sociedad. ¿Cómo ve nuestro papel como universitarios? ¿Qué opina de nuestras universidades confesionales? ¿Qué papel podemos tener en la construcción de sociedades que sean más sinodales y más solidarias?

Henry Glenn (Universidad de Creighton): El grupo al que pertenezco investigó sobre las causas profundas de la migración, entre ellas encontró el tema del cambio climático, que es una amenaza enorme para la humanidad. Las Naciones Unidas estiman que el cambio climático desplaza a 20 millones de personas al año. Los investigadores de Cornelle advierten que podría haber 1400 millones de refugiados por causa de este cambio para 2060. Las enseñanzas católicas pueden inspirar a tomar acciones y la Iglesia tiene una enorme capacidad y responsabilidad para actuar a través de su gente, sus recursos, su infraestructura, escuelas y redes. Sin embargo, nuestro grupo encontró una frustración compartida: los líderes católicos de Estados Unidos no han dado prioridad a las enseñanzas de la Iglesia sobre el cambio climático y no han tomado medidas acordes. El año pasado un compañero hizo un estudio sobre Laudato si’ en más de 12 mil columnas escritas por obispos estadounidenses, menos del 1% mencionaban el cambio climático. Ninguna diócesis de Estados Unidos se ha comprometido a tener cero emisiones netas. Según nuestra experiencia, los sacerdotes nunca hablan del cambio climático. Nuestra generación valora la autenticidad y rechaza la hipocresía, el hecho de que los líderes católicos de Estados Unidos no compartan ni apliquen sus propias enseñanzas está desilusionando a los jóvenes ante la Iglesia y por los fracasos de nuestros líderes a la hora de tomar medidas ante este cambio siembran la duda.

Foto: © vatican.va

Emily (Universidad de Creighton): Nuestro grupo discernió una estrategia relativamente nueva para el cambio climático: acción directa cristiana no violenta. Cuando se ignoran los llamamientos, se necesita la no violencia activa. Proponen centros para formar de forma integral a las personas, la espiritualidad y la ética de la conversión ecológica, las habilidades de negociación y la actividad no violenta. Capacitarían a la gente, especialmente los jóvenes, para reunirse con los obispos, legisladores, líderes del sector privado para apelar más eficazmente a la acción climática basada en la ciencia; sin embargo, siguiendo el legado de Gandhi y de Martin Luther King también los prepararía para organizar una acción directa no violenta. Debemos evitar la catástrofe medioambiental que va a afectar sobre todo a los refugiados. Debemos seguir la no violencia activa. ¿Cómo nos aconseja que hagamos de la no violencia activa nuestra forma de vida mientras trabajamos para afrontar la crisis climática?

Papa Francisco: Priscila y Jefferson hicieron una presentación de la violencia dura y salvaje que ha vivido la gente de Brasil en nombre del progreso, y ustedes hablan de la no violencia activa. Es interesante cómo se pasa de la condena a la violencia a la construcción de actitudes no violentas. Este es el desafío más grande de ustedes: la denuncia clara a la violencia, de las personas que defendían sus tierras y culturas aplastadas por la violencia. Jefferson, tú propones el camino de la no violencia en unión con la Creación, con la armonía de la creación. La violencia destruye, no construye, lo podemos ver en todas las dictaduras militares y no militares en la historia. La no violencia deja crecer, deja lugar al otro, aunque piense distinto, pero se da lugar al diálogo y el respeto. Creo que estamos necesitados de la profecía de la no violencia y ustedes son los(as) que la tienen que llevar adelante. Porque es más fácil si te dan un sopapo en la cara, devolverlo, que poner la otra mejilla. Es la mansedumbre de la no violencia. Cuando Gandhi empezó su campaña de no violencia, se reían, lo condenaban, y al final se logró la independencia de una nación. La no violencia tiene la fuerza de la mansedumbre. Es una de las cosas humanas más bellas. Son las actitudes que nacen de la primera caricia de la mamá al bebé, es la ternura. Quisiera subrayar una cosa que es de fe: la ternura de Dios. Dios es cercano, misericordioso y tierno. Si alguno de nosotros piensa en un Dios que no es tierno, no es nuestro Dios cristiano. Dios se acerca con ternura y compasión. Volviendo a los sistemas violentos, a los proyectos que logren que la gente no tenga que migrar, sino que permanezca en ese diálogo con la naturaleza —en ese vivir bien que dicen las lenguas aborígenes, que es la armonía de la persona con la naturaleza—, que no es pasarla bien, no, vivir bien es vivir en armonía. Donde hay violencia no hay armonía y por el camino de la no violencia se llega a la verdadera sinceridad y que rechazan toda hipocresía. Nunca, se los digo como hermano, por favor no entren en el juego de la hipocresía nunca en la vida, porque te envenena de a poquito. La sinceridad cuesta, pero te va a llevar adelante en esa conversión de armonía con la ecología, con el mundo. Respecto al maltrato de la Creación, hay un refrán al respecto: «Dios perdona siempre, nosotros perdonamos de vez en cuando, la naturaleza no perdona nunca». Si atacamos a la naturaleza, se desata una cadena de violencia, que es lo que estamos viendo, lo que pasa ahora.

Eric Vassal: Cada miembro de nuestra comunidad tiene lugar en la mesa compartida. Aunque muchos cristianos están ya respondiendo, nuestros pastores y obispos parecen incapaces de conectar la larga historia de hospitalidad de nuestra tradición con la realidad contemporánea de los migrantes y refugiados que llegan en busca de comunidad.

Ana Ruiz (Universidad de Georgetown): Vemos a nuestro alrededor que muchos de nuestros pastores no están cerca de su rebaño, no pueden sacar fuerza del testimonio de los fieles y son incapaces de atender las exigencias de nuestra fe. Necesitamos su consejo y ayuda para convocar a nuestro obispo para tener una sesión de escucha facilitada por mujeres y hombres que están activos en la lucha por la ecología y la economía solidaria. Tenemos la posibilidad de potenciar esta lucha invitando a nuestros pastores y obispos a aprender de su gente para adecuar su servicio a los pobres. ¿Cómo podemos promover la amistad entre todos los miembros de nuestras sociedades? ¿Cómo apoyamos iniciativas locales concretas al tiempo que construimos puentes de solidaridad en contextos culturales y lingüísticos diferentes? ¿Qué nos dice usted para que trabajemos juntos como Iglesia en nuestro contexto?

Papa Francisco: El pastor del pueblo de Dios no es un clérigo de Estado. O eres cura pastor o eres cura de estado, del establishment. El estilo de Dios es cercanía, con misericordia y ternura. Claro, si un pastor te habla de lejos y no ves ningún compromiso, todo perfumado, todo perfecto, todo pulido, a mí no me llega. Ese pastor va a convertir su iglesia en un refugio de gente conformista, sin capacidad de comprometerse. Siempre le pido a los pastores que sean evangélicos, que lean el Evangelio y que sean como Dios, que sean cercanos a su pueblo. Un pastor que no esté cercano a su pueblo, le falta lo principal, porque el pastor que está en medio de su pueblo va captando el olor de su pueblo, está en medio de su pueblo que tiene el olfato para encontrar buenos pastos y saber qué le inspira el Espíritu Santo. Ustedes recen y provoquen que los pastores estén mucho más cerca de ustedes, porque nosotros necesitamos estar cerca de ustedes. Es parte de nuestra constitución de pastores.

Foto: © Fiore Bagatello, Cathopic

Rubí Toledo (Universidad Iberoamericana Ciudad de México): los líderes políticos mundiales están velando solamente por sus intereses personales. Antes de proponer tenemos que reconocer que el fenómeno migratorio parte de tres causas interdependientes: desigualdades sistemáticas y estructurales en la sociedad y dentro de la Iglesia, causas de origen étnico, género, religión. Hemos sido motores de un sistema de exclusión. Aunado a eso, está la pobreza: distribución injusta de los bienes fundamentales para el desarrollo humano. Todos los que estamos aquí somos privilegiados y gozamos de ellos. ¿No tienen ese derecho nuestros hermanos y hermanas? La casa es de todos, se nos ha olvidado esa parte de compartirla. Otra causa es la violencia física, psicológica, armada, pero sobre todo simbólica que ha sido provocada y perpetrada por diferentes actores: crimen organizado, la propia sociedad, organizaciones paramilitares e instituciones de gobierno. Nos damos cuenta de que hemos sido cómplices de un ciclo de violencia y estigmatización. Ante ello una de las primeras propuestas es la desestigmatización de las y los migrantes, tenemos que verles como iguales, no como inferiores, no como «los otros» o «los enemigos». Cada institución de las naciones tiene que promover los derechos humanos de todos y todas. La desestigmatización debe ir más allá de los muros de nuestra Iglesia y de nuestras universidades. Lo que decimos hoy ha de impulsarse en acciones. Cristo no esperó, Cristo salió, debemos hacer nuestra Iglesia verdaderamente peregrina y no estática.

Papa Francisco: Una Iglesia estática es una Iglesia de museo. Una Iglesia de museo es una que no convoca a nadie. Que todo esté limpio, ordenado, pero no convocas a nadie, no te preocupas de la vida de nadie. Una historia personal: una vez en mi ciudad, un cura, en la Navidad, la Pascua, transformaba la Iglesia en un gran comedor, para que pudieran comer juntos los migrantes que no tenían con qué hacerlo. Me escandalizó, dije eso no se hace. Pero eso fue para mí una bofetada que me fue ablandando el corazón: es la Casa de Dios, es la casa donde te dan de comer, donde te cuidan. Es abrir el corazón a una Iglesia no estático, que no se defienda detrás de los muros. La verdadera Iglesia de Jesús está en el templo que usó Jesús, ¿y cuál es el templo más importante que usó Jesús? La calle, salir a la calle, una Iglesia saliendo a la calle. Esto me hace recordar un texto del Apocalipsis donde Jesús le dice a cada discípulo, «estoy a la puerta y llamo», Jesús quiere entrar a la vida de cada uno de nosotros, pero a veces pienso que Jesús está golpeando la puerta, pero desde adentro, para que lo dejemos salir, o sea, desde una Iglesia de salida, en salida. Y esto es lo sinodal de ustedes.

¿Qué se espera de los universitarios? Que se metan, que salgan a la calle, que sean la conciencia con los pecados de estabilidad con los que la sociedad nos va seduciendo. Es como el encanto de la serpiente, nos va encantando una cierta estabilidad, todo en orden, ¿por qué? Porque ponemos la basura debajo de la alfombra, porque ponemos los conflictos en el cajón y no los vemos.

Les doy las gracias por lo que han dicho. Me ha hecho bien escucharlos a ustedes. Probablemente a ustedes también les ha hecho bien alguna cosa de lo que yo dije. Pero les puedo asegurar que lo que dijeron ustedes, me hizo bien a mí. Hoy salgo un poquito diferente de cómo entré, voy a ver si soy capaz de cambiar un poco.

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