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¿Cómo enseñar a nuestros hijos a escuchar? 

Como madres y padres, sabemos lo complicado que puede ser hablar con nuestros hijos de cualquier tema. También lo es así cuando queremos explicarles algunos valores básicos de convivencia. Pero como somos los primeros educadores de nuestros pequeños, en algún momento hay que hacerlo; incluso podría ser una gran oportunidad para aprender con ellos y sacar lo mejor de nuestra faceta de padres y madres. 

Hemos visto a muchos padres de familia quejarse de la indiferencia de sus hijos, que pasan más tiempo conectados a su mundo virtual en las redes sociales que a su medio familiar y no escuchan lo que los demás tenemos que decirles. Por eso, como pedagogos, buscamos apoyarte con algunas sugerencias para que puedas tener un mejor acercamiento con tus hijos. 

Educar es un esfuerzo que tienen que hacer los padres 

Cuando se trata de inculcar valores fundamentales a los niños y niñas es oportuno pensar en la imagen «ser artesanos de sueños y esperanzas». Y es que «Un escultor toma la piedra en sus manos y lentamente comienza a darle forma y a transformarla con dedicación y esfuerzo. Y, sobre todo, con muchas ganas de ver cómo esa piedra, por la que nadie daría nada, se convierte en una hermosa obra de arte». Esto habla de trabajar con esperanza, paciencia y empeño, cuando de la formación de nuestros hijos e hijas se trata. 

La edad más temprana de nuestra vida marca el tipo de persona en que nos vamos a convertir, por eso vale la pena dedicar suficiente tiempo a nuestros pequeños con lecciones significativas, cara a cara. 

Aprendamos y enseñemos a escuchar 

Estamos en la época de las conexiones, pero nos comunicamos mal. Porque involucrarse exige estar presentes y esforzarse por el otro. Con esta reflexión en mente, la labor de educar a nuestros hijos, especialmente en valores, nos hace pensar que una de las primeras cosas que hay que enseñar a los pequeños es a escuchar y ser escuchados. 

¿Por qué es necesario enseñar el valor de escuchar en niños y niñas? 

Porque ningún ser humano nace con el chip integrado de saber escuchar. 

Porque no reaccionan de inmediato cuando se les pide alguna cosa. 

Porque están literalmente desconectados y no saben escuchar. 

Porque suelen responder antes de escuchar el mensaje completo. 

Porque necesitamos conectar con el yo, el otro y el entorno. 

Algunas estrategias 

  1. Llévalo al campo o al parque y pídele que grite lo más fuerte que pueda. Puede ser una palabra, el nombre de un animal o de una planta. Si él o ella no quieren hacerlo, dales un ejemplo. Después, platica sobre lo que sintió, y cómo gritar puede asustar a los demás. Lo mejor es hablar tranquilo, suave, sin necesidad de gritar. 
  1. Antes de dormir, puedes ponerte a su lado y pedirle que escuche algunos sonidos, que los distinga y los nombre: es de un perro, un gato, la vecina. Logra que se escuche a sí mismo, que escuche su corazón. Pregúntale qué le gusta más, el ruido o la tranquilidad, e invítalo a no tener miedo, pues siempre estarás con él. 
  1. Graba algunos sonidos con tu celular e invita a tu pequeño a captar los sonidos que hay a su alrededor, como un pájaro, el gato, un grillo. Después platiquen sobre esos sonidos y pregúntale qué le pareció, qué sintió, qué le gustó. 
  1. Antes de dormir o después de la comida, léele un cuento. Pídele a tu hijo o hija que cierre sus ojos, que se imagine que es el personaje principal. Que se deje llevar. 
  1. Haz el ejercicio de decirle algo con gestos para que lo adivine. Después platiquen cómo él o ella logró adivinarlo. Comunícale que esto es importante porque hay personas que no pueden hablar con la boca y necesitan comunicarse. 
  1. Hagan el reto, en familia, de apagar la televisión y platicar de lo que escucharon o vivieron durante el día, en la escuela, el trabajo o la calle. También pueden quitarle el sonido a la televisión, para después comentar qué se siente y se entiende sin sonido. 
  1. Aprovechen un día lluvioso para escuchar el sonido del agua, de los rayos. Hablen de ello: qué les gusta, qué emociones les provoca (miedo, alegría, susto) y para qué sirve el agua. 
  1. Vayan a una biblioteca, escojan un libro y léanlo en silencio. Después platiquen sobre ese momento de lectura. 
  1. Para los pequeños que ya van a la escuela, pregúntenles cómo estuvo el día, si ya encontraron nuevos amigos, lo que les gusta de las clases y lo que no. Platiquen de la importancia de levantar la mano cuando quieren participar en clase. 

Educar en la escucha 

Sin duda, saber atender lo que otros nos dicen trae consigo muchas ventajas para el desarrollo integral de niños y niñas. Las principales ventajas son: 

Aprender. Esto significa escuchar a la persona que explica y transmite conocimientos; escuchar a sus padres y maestros que lo ayudan a resolver situaciones complicadas; prestar atención a sus palabras, repetirlas y volver a pensarlas interiormente y tomar conciencia de que, cuando se escucha, se aprende mejor y más cosas bellas. 

Saber dialogar. Esto implica adueñarnos de las palabras de los demás, ponernos en su lugar, descubrir qué es lo que nos quiere decir la persona que habla. Comprender lo que me está transmitiendo también contribuye al entendimiento de lo que me está sucediendo a mí. Escuchar al otro me ayuda a tener confianza en mí mismo. 

Re–encontrarse y descubrirse. Reflexionar sobre su persona, entender cómo es y por qué es así; por qué a veces se está contento y otras preocupado; saber que siempre se puede mejorar, quererse y sentirse satisfecho. 

Reforzar la autoestima y manejar las emociones. Escuchar su interior, reflexionar acerca de sí mismo, disfrutar de lo positivo que tiene, aprender a superar las actitudes negativas y descubrir que puede mejorar. Quererse y sentirse a gusto consigo mismo. 

Aprender a discernir. Identificar por qué a veces se está contento y otras veces preocupado. Aprender a controlar las emociones y los sentimientos negativos y transformarlos. 

Escuchar su cuerpo para crecer en autocontrol. Aprender a respirar y escuchar los latidos de su corazón para identificar su ritmo. Descubrir que la respiración se manifiesta según nuestras emociones y, por tanto, cómo se controla la respiración, podemos dominar nuestras emociones. 

Consejos para los padres 

Comparte con tu hijo la lectura activa: lee cuentos en voz alta, modula tu voz, silencios, cambio de ritmo y tiempos. Juega a hacer teatro mientras lees y propicia que tu hijo o hija se imagine que protagoniza la historia. 

Juega a escuchar los latidos de su corazón y del tuyo. Esto puede ayudar a interiorizar la percepción de diferentes sonidos. 

Enséñale el valor del respeto desde pequeño, los turnos en el uso de la palabra. Estimula la relación yo–tú. 

Muéstrale la importancia de no dar por supuestos los mensajes, ser pacientes y esperar a que el otro exprese su idea. No cortar el mensaje. 

Enséñale a buscar palabras en un diccionario de sinónimos para enriquecer su vocabulario. 

Escuchar junto con él o con ella los ruidos que hay en casa y en la calle. Aprovecha todos los elementos a tu alcance: el viento, la lluvia, los pájaros, los árboles, las olas del mar. 

Enséñale con ejemplos que gritar no es una buena estrategia para que otros nos escuchen. Para ser escuchados hay que hablar bien, tranquilos y decir el mensaje completo. 

Jugar con la imaginación: imaginarse mundos diferentes, hermosos, y al comunicar sus ideas escucharlos, respetar su turno y valorar su vocabulario y su expresión. 

Como puedes ver, educar en la escucha es todo un arte. Y, como apuntamos al inicio, se necesita tiempo, pasión, paciencia, creatividad. En cuanto a los medios para nuestro aprendizaje, prácticamente todo lo que nos rodea puede darnos una enseñanza con tal de que sepamos contemplarla, escucharla y estar atentos a ella. 


Foto de portada: Cathopic.

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