Abril Jordá y Paloma Robles
En el año 2025 fuimos testigos de un mundo marcado por guerras, discursos de odio y crisis sociales que continúan exigiendo soluciones inmediatas, mientras que, al mismo tiempo, muchas personas siguen buscando respuestas que den sentido a sus vidas.
Las conversaciones sobre la fe regresaron a los espacios públicos, no desde la comodidad, sino desde la necesidad: necesidad de comprender, de sostenernos mutuamente y de reencontrarnos con una esperanza que no niega el dolor, sino que nace de él.
La Iglesia se transformó y con ello también las comunidades religiosas, mientras que las prácticas espirituales se adaptaron a nuevos desafíos. Entre tensiones políticas, cambios culturales y la sensación constante de que el mundo se acelera, descubrimos que resistir no siempre significa confrontar, sino permanecer con fidelidad de que Dios no nos abandona.
Por eso, esta última nota del año no busca ofrecer respuestas definitivas, sino iluminar un camino que ha empezado a trazarse. En medio de todo lo que vivimos aprendimos que la resistencia más profunda surge de la esperanza: no como un escondite, sino como una fuerza activa que nos impulsa a imaginar un futuro, a cuidar el presente y sostener aquello que consideramos valioso.

El año jubilar y la esperanza
A lo largo de este año CHRISTUS profundizó en un tema central: la esperanza. Inspirados por el Año Jubilar convocado por el papa Francisco, esta tradición nace del Antiguo Testamento como un tiempo para compartir y permitir que la tierra y las personas descansen. La invitación del Jubileo cobró un nuevo significado: volver al origen, recuperar la confianza en que nada puede separarnos del amor de Dios y permitir que esa certeza impulse nuestra renovación personal y social.
La huella espiritual y humana del papa Francisco marcó también la reflexión del año. La noticia de su muerte sacudió a una Iglesia que lo acompañó durante sus doce años de pontificado. Su legado, sin embargo, permaneció como un recordatorio de que la fe no ignora el dolor, pero tampoco se rinde ante él. En el marco del Jubileo, Francisco se presentó como alguien que siguió creyendo aun en medio de la fragilidad, insistiendo en que la muerte no tiene la última palabra.
Voces que abren camino
Otra tema importante fue el papel de las mujeres en la Iglesia y en el mundo. Lejos de una confrontación innecesaria entre géneros, CHRISTUS, en su número sobre La autoridad de las Mujeres, subrayó que el liderazgo femenino aporta caminos nuevos hacia la reconciliación y la paz. Teólogas, religiosas y laicas continúan reclamando un espacio legítimo en las estructuras de poder, no solamente como apoyo, sino como protagonistas de agendas más inclusivas y justas.
En el número de abril dedicamos nuestras páginas al proceso sinodal de la Iglesia: un camino que retoma la tradición de apertura y diálogo heredada del Concilio Vaticano II y que hoy vuelve a abrir un horizonte renovado para la vida eclesial. Este proceso, iniciado en 2021, reafirmó la vocación de la Iglesia como una comunidad que escucha, discierne e integra las voces de todos sus miembros.
Por otra parte, la revista celebró 90 años de vida y de comunicación al estilo jesuita, una trayectoria marcada por el compromiso con la verdad y la justicia. En este aniversario CHRISTUS reafirmó su vocación de comunicar desde la esperanza, promover la fraternidad. Tras casi un siglo de historia la revista sigue siendo testigo y acompañante, fiel a una mirada que busca abrir puentes de fe en tiempos de tribulación.
Finalmente, todos estos temas mostraron que la esperanza no es ingenuidad, sino una forma realista frente a la complejidad del mundo. CHRISTUS cerró el año recordando que es urgente hablar de paz, una paz desde abajo, una paz humana y necesaria porque el devenir del mundo está en el centro de nuestras preocupaciones y que sólo Dios puede acompañarnos en este camino. Porque, como dice Romanos 8:38–39, «nada podrá separarnos del amor de Dios». Es desde esa certeza como podemos seguir soñando, pensando y actuando.
Este año también despedimos con profunda gratitud al padre Luis García Orso, S.J., que partió a la casa del Padre. Él siempre estuvo a la vanguardia del séptimo arte, de palabra generosa y pensamiento crítico. Su ausencia deja un espacio que sólo puede llenarse con memoria agradecida y con el compromiso de seguir cultivando la mirada sensible y humana que él promovió. En abril el padre García Orso nos acompañó en un episodio de Ve y diles sobre cine y resurrección, que vale la pena revisitar. Así como sus reseñas de películas; destacamos las de Cónclave y Días perfectos, de Wim Wenders.
Por cierto, nuestro proyecto sonoro Ve y diles se fortaleció de manera especial en esta segunda temporada. En este segundo año de transmisiones hemos explorado temas de gran interés en nuestra comunidad, como salud mental, espiritualidad y deporte. Cada mes contamos con invitados e invitadas de lujo, como en junio, cuando estuvo con nosotros el padre James Martin, S.J. para hablar de Iglesia e inclusión.
O en marzo, cuando tuvimos una sesión hermosa con tres religiosas que nos contaron cómo es vivir siendo seguidoras de Jesús.
Además, ¡ya grabamos en las nuevas cabinas de Radio ITESO! A quienes agradecemos su disposición y enorme trabajo para hacer posible nuestro pódcast.
Por último, a quienes nos acompañaron con su lectura y escucha, gracias por caminar con nosotros un año más. Su interés, su búsqueda y su fe hacen posible este espacio de reflexión y encuentro, creando así una comunidad viva que busca a Dios en todas las cosas y que no se rinde ante la dificultad.
Les deseamos un nuevo 2026 año lleno de amor, luz y más abiertos que nunca al amor que Dios siempre nos ofrece. Que sea un tiempo de aprendizaje, de encuentros verdaderos y de una esperanza viva que se contagia.
¡Gracias y felices fiestas!






