Casa Tatic, inspiración cristiana y compromiso social

En la colonia El Briseño, a unas cuadras de Periférico Sur, en Zapopan, Jalisco, hay un refugio que se erige entre calles de piedra y baches sin pavimentar. Allí vive Matilde Cervantes Villegas («Tisu» para todos) con su familia. Una familia que se agranda todas las tardes y días de festejo, cuando Casa Tatic se convierte en comedor, biblioteca y hasta en salón de fiestas.

En una de las salas que también es escuelita nos encontramos para conversar con la fundadora de Casa Tatic, Tisu.

ENEYDA SUÑER RIVAS (ESR): ¿Cómo surgió Casa Tatic?

TISU: Casa Tatic surgió como inspiración del Centro Polanco, yo trabajé ahí muchos años en un proyecto de alfabetización, pero poco a poco me empecé a preguntar por qué no hacía nada en mi colonia; por qué, si vivía aquí, no podía dar algo a esta comunidad. Fue una inquietud que empezó a tomar forma muy lentamente, pero que no me dejaba en paz. Yo sólo me dedicaba a mi familia, prácticamente no convivía con nadie, fuera de los saludos de vecinos. Así que, después de trabajar en Centro Polanco me dije: «Creo que ya es hora de poner algo como el centro Polanco». Empezamos con la regularización de lectoescritura para niños de la colonia; sin embargo, nos hemos encontrado con que este asunto es algo muy grave en escuelas públicas. También nos hemos enfocado en regularizar en matemáticas y luego han surgido otras cosas.

ESR: Antes de continuar ¿nos podrías contar un poco más del Centro Polanco, que fue tu inspiración?

TISU: El centro Polanco es una iniciativa de alumnos del ITESO, principalmente de Psicología, que nació hace cerca de 50 años. Los primeros estudiantes que estuvieron en Centro Polanco también fueron mis maestros. Tenían cuatro vertientes: una comunitaria, una de psicología clínica, una educativa, y no me acuerdo cuál otra. Aunque la que predominó fue la educativa, en la que se regularizaba a niños principalmente, ésta ha cambiado mucho y no sé exactamente cómo estén trabajando hoy. 

ESR: ¿Cómo se sostiene esta casa? Yo sé que hay mucho material, ¿de dónde sacas para comprar todo esto?

TISU: Casa Tatic empezó siendo un proyecto totalmente personal, yo les cobraba 10 pesos a cada niño o niña y, según yo, con eso tenía, pero la verdad es que el primer año y medio, más o menos, yo le quedaba debiendo a mi esposo porque él subsidiaba los gastos. Hace un tiempo una amiga querida, que ha sido una presencia muy importante para Casa Tatic por su inteligencia y sensibilidad, me dijo que buscara donación de fondos. Pero yo tenía miedo de recibir dinero de otra gente, era mucha responsabilidad y lo pensé durante unos seis meses, hasta que me dije que, si quería ayudar a más de 20 niños —que era lo que yo podía atender sola— tendría que hacer esto de la recaudación de fondos y me animé.

Foto: © Felipe Costa, Cathopic

La campaña dura un mes, la hacemos una vez al año, en el verano, y con eso compramos lo que nos hace falta. También hay personas que donan en especie, ya sea nuevo o usado. Recibimos cuadernos que ya no usan sus hijos, lápices, borradores y colores, todo es bienvenido, reciclamos mucho. Este año prácticamente no he gastado en papelería gracias a eso.

Además, lo más importante que hacemos con esas donaciones es ayudar económicamente a las chicas —en su mayoría estudiantes— que colaboran como maestras. Son voluntarias con un minisueldo con el que pueden pagar pasajes y cosas así. Ellas aman este proyecto y a la vez reciben un apoyo económico. Antes de la pandemia éramos como 10 maestras, pero después de ésta he decidido separar más los grupos; antes eran grupitos de cinco o seis niños y ahora son de tres. Tenemos unas seis maestras, siete contándome a mí, y un varón. Él nos ayuda más en lo administrativo y en cuestiones de gestión, además de que hay una persona que nos ayuda con la limpieza.

ESR: ¿Cuánto espacio de tu casa corresponde a Casa Tatic? Porque Casa Tatic está en tu casa, ¿no?

TISU: Sí, así es. Es un porcentaje diríamos que de un 70%, aproximadamente; todo el primer piso son salas con mesas para la alfabetización, aquí comen las maestras. Los niños usan mucho el baño, hay un área que es biblioteca, y también tenemos la oficina donde está la impresora, mucho material, la computadora y las cosas administrativas.

Si tenemos alguna celebración como el Día del Niño, por ejemplo, se ocupa todo el espacio de abajo. En el segundo piso tenemos un salón para las clases de inglés, porque nos las han pedido para niños más grandes, incluso para adultos; arriba tenemos una bodega donde guardamos todas las donaciones en especie para irlas clasificando y sacando poco a poco. Yo la llamo «la bodega profunda», ahí va todo en lo que me da el tiempo para revisarlo.

ESR: ¿Y cómo ve tu familia el hecho de que el 70% de su casa esté ocupada, especialmente en las tardes, en un ir y venir de niños y maestras?

TISU: Pues al principio fue muy complejo porque, para empezar, ni yo misma estaba muy organizada. Además, todavía vivía con nosotros uno de mis hijos varones y fue difícil para todos, sobre todo cuando había que bajar a comer. Ahora sólo estamos mi esposo Bill, mi hija menor y yo, y ya nos acostumbramos.

Al principio hubo muchas fricciones porque prometí que sólo sería un salón y no cumplí esa promesa, ya que la demanda se fue comiendo todo. Casi toda la casa familiar ahora está al servicio de Casa Tatic.

Las dificultades familiares han bajado mucho en estos momentos, pero desde hace como un año y medio siento ganas de tener casa. Sobre todo los fines de semana, porque algunas veces hay mucho tiradero; no tengo sala, los niños desordenan mucho los libros, el baño se acaba de lavar y ya está sucio otra vez. En algunos momentos todo esto me pesa, pero me aguanto porque son más las satisfacciones que todas las minucias que mencioné.

ESR: Sé que también tienes biblioteca ¿cómo promueves que los niños se lleven libros?

TISU: Eso es una maravilla porque no estaba planeada en un principio, y ahora hay biblioteca para todas las edades. El área de los niños es algo muy bonito porque de ellos nace ir a revisar los libros y elegirlos. Sabemos que éstos pueden perderse porque no tenemos mucho control, pero la mayoría de las veces vuelven; no siempre, pero ni modo, es mejor que no regresen pero que se lean. Yo no tenía planeada una biblioteca, pero mi amiga lindísima, Sylvia Vázquez, me convenció de buscar donaciones y también me regaló los libros infantiles de sus hijos, que ya están grandes; luego me dio una colección de un tío de ella. La principal donación de los libros para niños viene de su familia.

ESR: Tisu, esto no es un pasatiempo, esto no es un trabajo del cual ganas dinero para mantenerte, sin embargo, le dedicas tu vida, le dedicas la casa familiar ¿qué es lo que te mueve?

TISU: Mira, esto tiene una base religiosa. Yo soy de Sonora; en mi familia no son religiosos, mi padre creía en Dios, pero odiaba a la Iglesia, echaba pestes de la religión. Y un día, como a los 14 o 15 años, cuando empecé a ir a misa y me regañaban, me decía: «Pues voy a ser santa porque me regañan por ir a misa». En una de estas misas nos invitaron a unos ejercicios cuaresmales, que se realizaban en las tardes durante una semana, a los que vino un sacerdote de otro lado. Yo tenía que escaparme para poder ir porque no me habrían dado permiso y, cuando mi padre se enteró, me regañó, pero terminé mis ejercicios. Ese sacerdote me enamoró de mi religión, era muy bueno.

Foto: © Eneyda Suñer Rivas

Después, quería estudiar Psicología, pensaba hacerlo en Ciudad Obregón, pero una amiga me dijo que ella se iría a una universidad muy buena en Jalisco, que la acompañara y así fue como entré a Psicología en el ITESO. Mi amiga se regresó a Sonora, pero yo sí me quedé en Guadalajara. Allí fue donde conocí a los jesuitas, me hice muy amiga de ellos, conocí a muy buenos sacerdotes y empecé a ver la religión con una visión más profunda. Las orientaciones fundamentales del ITESO, la inspiración cristiana y el compromiso social fueron mi base, para mí ésa es la manera en que se debe vivir.

ESR: ¿A cuántos niños calculas que has atendido en estos ocho años de vida que tiene Casa Tatic?

TISU: Yo calculo que hemos alfabetizado alrededor de 350 o más. Durante un semestre tenemos unos 20 niños con diversos niveles, unos ya casi leen, otros no saben nada. También es hermoso toparme con ellos; son de la colonia, nos saludamos. Una de ellas está por terminar la preparatoria en el Pedro Arrupe y me invitó a su graduación, ¡claro que voy a ir! Otros regresan ya más grandes a pedir clases de inglés.

ESR: Por último, ¿de dónde viene el nombre de Casa Tatic?

TISU: Fue algo difícil de encontrar porque tenía muchas ganas de relacionarlo con Chiapas. Mi corazón vive ahí por muchas razones, pero no sabía cómo hacerlo, y un día, mientras comía en el ITESO con Bill, él me sugirió «¿por qué no Tatic?». Eso me encantó porque así le decían a Samuel Ruiz, a quien yo admiro mucho, pero también al padre Pedro Arriaga, S.J., que fue mi director espiritual mientras yo estudiaba Psicología. La idea me gustó en honor de esas dos personas a las que quería y admiraba, y en honor a Chiapas, pues es una palabra tzotzil que significa «papá».  Dije «¡eso es!», pero no podía ser proyecto ni centro porque se trataba de algo pequeño, así fue como elegimos el nombre que ahora es una realidad: «Casa Tatic». 

Para saber más: 
Si deseas colaborar con Casa Tatic escribe al correo: tisu@live.com.mx

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