Evangelio del domingo 8 de enero

«Que te adoren, Señor, todos los pueblos»

ENERO

Domingo 8

La Epifanía del Señor

  • Is 60, 1-6
  • Sal 71
  • Ef 3, 2-3. 5-6
  • Mt 2, 1-12

§ El texto de Isaías es un canto de júbilo por la llegada del Señor a su pueblo, que antes de la llegada de la luz, andaba en oscuridad. Pero ésta lejos de caótica, puede verse como un tiempo de preparación para la acogida de la luz. La invitación hoy es a dejarnos vaciar nuestro interior de los egos y autorreferencias que nos oscurecen, para poder darle cabida a la Luz que nos da la vida verdadera, al Señor.

§ San Pablo, en la Carta a los Efesios, manifiesta el modo en que fue captando la voluntad de Dios para su vida y cómo ésta se convirtió en mensaje para todos los seguidores de Jesús. Necesitamos pedir la gracia del silencio y de la escucha para que podamos sintonizar con el Señor y no confundir su voz con la de nuestras búsquedas de comodidad o nuestras justificaciones a las faltas de amor. Es clave acallar y dejar que sea Dios mismo quien nos conduzca, aunque eso suponga, creer que perderemos el control de nuestra vida.

§ Mateo nos narra hoy la Epifanía del Señor. En el texto, los magos venidos de Oriente, orientados por la estrella, transitan un larguísimo camino para llegar hasta Jesús. Ellos, guiados por la experiencia del Dios que habita en ellos, reconocen que no pueden volver donde Herodes. Al inicio, la guía es externa; luego del encuentro con el Señor, la guía es interna.

Que podamos descubrir, iluminados por el fuego que Dios ha encendido en nosotros, cuál es nuestro modo propio de amar y servir. Hoy se nos invita a considerar cómo el misterio de la Encarnación se actualiza en cada persona, en la medida en que ésta es capaz de reconocer sus egoísmos, ofrecerlos al Señor y darle espacio a la gracia.

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