«Amen a sus enemigos».
Febrero
- Sam 26,2.7–9. 12–13.22–23
- Sal 102
- 1 Cor 15,45–49
- Lc 6,27–38
§ El libro de Samuel presenta la elección de David ante posibles interpretaciones de la voluntad de Dios. David se pregunta, en un momento de vulnerabilidad del rey Saúl, si el Señor le pide o no acabar con la vida de quien lo persigue injustamente. David elige no ubicarse a sí mismo como juez de la vida y opta por darle ese lugar al Señor y dispensa.
§ San Pablo nos muestra la plenitud humana que yace más allá de identificarse con un hombre que recibió la vida del Señor. Si bien, en continuidad con la primera lectura, reconocemos que la vida humana, antes dispensada por David, nos ha sido dada por el Señor, ahora con Cristo por el Espíritu reconocemos la vida divina que el Señor nos ofrece. Si despreciamos la vida dada, despreciamos también la vida divina ofrecida. Si apreciamos la vida dada, se nos abre un horizonte de vida todavía más amplio de entrega sin límite.
§ El Evangelio nos presenta a Jesús indicando el nuevo mandamiento de amor a los enemigos. Se explicitan múltiples objeciones que suenan razonables; no obstante, lo más dignificante desde la comunión con Dios Padre misericordioso es amor sin medida.
Te pedimos, Señor, que respetemos con nuestras decisiones la vida humana en todas sus formas. Ayúdanos a que nuestra medida de amar sea la que se desprende de la comunión contigo.
