تقديس, que quiere decir “reverencia”

A propósito de la Noche Buena en un país musulmán.

Argelia es un país del norte de África que forma parte de la gran comunidad de países árabes, en los cuales el islam es la religión más practicada entre su población. Es importante señalar que, de manera minoritaria, en muchos de dichos países se practican otras religiones. En Argel, la capital de Argelia, los cristianos (bautistas, protestantes, católicos, etc.) somos una pequeña comunidad que probablemente llega al 1% de la población y la mayoría somos extranjeros que usamos, principalmente, el idioma francés para comunicarnos entre nosotros.

En ese contexto de minoría, los cristianos que vivimos en la ciudad de Argel, celebramos nuestras fiestas cada año de una manera discreta y simple; guardando siempre respeto y abertura a la gran comunidad musulmana. En esta ocasión para la celebración de la misa de la Noche Buena del 2022, con gran alegría, un pequeño grupo de la comunidad nos congregamos en una parroquia discreta que se encuentra muy cerca de la bahía de Argel.

La celebración de la Noche Buena transcurrió con gran profundidad y sencillez. Éramos alrededor de 25 personas en la misa. Participaron religiosas y religiosos de diferentes congregaciones. También participaron cristianos no católicos y algunos musulmanes cercanos a nosotros. En cuestión de liturgia, la misa se celebró bajo el rito Romano, así como la mayoría de las misas que se celebran en América Latina y Europa. Señalo esto porque es común que entre los cristianos católicos árabes se usen otros ritos como el maronita, el griego, etc.

Un día después de la Noche Buena, tratando de conocer las impresiones de los hermanos musulmanes sobre la fiesta que acabábamos de celebrar, platiqué en el trabajo con una compañera, de origen musulmán quien ha participado en algunas de las fiestas de la comunidad cristiana, sobre sus impresiones cuando asistió (invitada por primera vez) a la celebración de la misa de Noche Buena. Ella comenzó diciendo que ese día se dio cuenta que hay muchos puntos en común entre los musulmanes y los cristianos. A su manera, comenzó a explicarlos; pero se detuvo para comenzar a hablar sobre un sentimiento muy profundo que se hizo presente en ella ese día. Le pregunté cuál era ese sentimiento y me respondió en árabe: تقديس, que quiere decir “reverencia” (traducción que no alcanza a ser exacta).

Para continuar con su explicación, mi compañera de trabajo comenzó a hablar de su abuela diciéndome: mi abuela, al igual que yo, somos Kabilis (un grupo Berebere del Magreb que no es árabe), y tenemos nuestra propia lengua. Yo aprendí el árabe cuando comencé a ir a la escuela. Mi abuela nunca aprendió el árabe, pero eso no fue impedimento para que ella realizara sus oraciones todos los días, en dicha lengua, con gran تقديس  .

De esta forma, mi compañera de trabajo me hizo entender que en esa celebración de Noche Buena, ella se sintió conectada espiritualmente. Sin necesidad de comprender lo que pasaba, experimentó junto con la comunidad cristiana, ese gran momento que para nosotros es la navidad; así como su abuela quien, por un lado, experimentó profundamente a Dios a través de sus oraciones en lengua árabe; y, por otro lado, nunca necesitó entender o dominar dicho idioma.

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