Las Sagradas Escrituras (SE) no son libros para leerse como una novela, son para llevarse a oración porque sólo a través de la oración manifiestan su sentido profundo y las muchas vetas que cada pasaje contiene. De otra manera nos sucederá lo que le pasó a san Agustín de Hipona, quien nos dice en sus Confesiones que la primera vez que leyó las SE no entendió nada y le parecieron fábulas sin sentido.
Pues bien, uno de los pasajes que puede parecernos «fábula sin sentido» es precisamente el de la multiplicación de los panes y los peces. Debo reconocer que yo misma lo había leído y escuchado muchas veces y sólo pensaba: «¡Ah sí! Jesús hizo otro milagro». Hasta que lo llevé a la oración y ahí «se cayeron las escamas de mis ojos». Comparto aquí una de las vetas de comprensión que alcancé a entrever:
Los discípulos están cansados, han predicado todo el día y regresan con Jesús a comentar la jornada y a comer ¡el justo descanso después de un día ajetreado! Pero hay mucha gente que quiere estar cerca de Jesús, así que él les propone irse por barca a un lugar retirado para comer y descansar. No contaban con que la gente se daría cuenta y llegaría poco a poco al lugar donde pensaban descansar. Jesús no puede negarse a predicar ante esa multitud necesitada que hizo un largo camino para alcanzarlo. Pero los discípulos cansados van viendo que se acerca la noche y que ni ellos ni esa multitud tendrá dónde comer, precisamente porque estaban en un lugar apartado, así que se acercan a Jesús y le sugieren que ya pida a todos que se retiren porque si no, no comerán, sólo tienen cinco panes y dos peces, y parece que había más de cinco mil personas. Sin embargo, Jesús bendice la comida y les pide que se pongan a repartir esos panes y peces. Supongo que los apóstoles renegaron y se cuestionaron a qué loco estaban siguiendo, pero cansados, y tal vez hasta refunfuñando, se pusieron a repartir la comida. Probablemente no se dieron cuenta por el mismo cansancio, la molestia y las dudas, pero la comida iba alcanzando; no dejaron de repartir hasta que todos estuvieron saciados, y no sólo eso, sino que sobraron 12 canastas de comida (una por cada apóstol).
Fuera de ser otro milagro más ¿qué significado podría tener? El mensaje que en oración he encontrado aquí es que Jesús nos manda a trabajar por su Reino, con la confianza de que Él, que nos manda al trabajo, también bendice los medios. Si nosotros nos detenemos a pensar en el tamaño de los problemas y en nuestras fuerzas y en nuestros escasos medios, nunca haríamos nada porque lógicamente las cosas nos rebasan. Sin embargo, el que es fuente de gracia multiplica los medios, los hace fructificar y tal vez no lleguemos a ver los resultados nosotros (los que siembran no serán los mismos que cosechen), pero las obras por el reino están alimentadas por una corriente subterránea de gracia que las hace multiplicarse sin que nos demos cuenta. Eso va contra toda lógica humana, pero la cuestión es que al unirnos al trabajo por el reino también nos unimos a la gracia divina que trabaja con nosotros, lo cual rebasa toda nuestra lógica, nuestras fuerzas, y nuestro sentido común. En términos puramente humanos es una locura. ¡La locura de la cruz!
Imagen de portada: Cathopic
6 respuestas
Excelente. El sábado platicamos esta parte del evangelio con un grupo de familias (aprox 60 personas) que vivimos una tradición: la representación de una pastorela tradicional campesina. La vivencia en el grupo a sido generosa como la multiplicación de los panes.
Sí, esto se entiende cuando se vive, qué bien que lo estén viviendo, Dios se hace presente en los que se reúnen en su nombre
Gracias Eneyda, que gusto encontrarte por tus letras, saludos desde Chihuahua y a seguir confiando en que Dios desde su gracia rompe con la profundidad de los males como el hambre.
¡Saludos José! a confiar y a pedir, Dios es sobreabundante con su gracia.
Gracias por compartir esta veta, que me resuena mucho, cuando a veces me siento rebasada y me recuerda que está Dios actuando:»Jesús nos manda a trabajar por su Reino, con la confianza de que Él, que nos manda al trabajo, también bendice los medios».
De nada Minerva, creo que la experiencia de «rebase» es muy humana, por eso la fe es fundamental.