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Tradicionalmente hemos considerado las películas de dibujos animados, pese a que cada vez usan nuevos recursos y tecnología más sofisticada, una forma de diversión para los niños o un simple entretenimiento para los adultos; algo que simplemente se «mira» con una buena ración de palomitas. Sin embargo, este concepto puede cambiar totalmente cuando sabemos aproximarnos a ellas con una perspectiva distinta para ir más allá de los «monitos» o lo ingenioso de la trama. Podemos adentrarnos en lo que en esencia se nos quiere comunicar y puede transformarnos de simples espectadores enganchados por las coloridas imágenes o los gags de algunos de sus personajes. Todo es cuestión de saber detenerse.

Ante una historia fílmica narrada desde la animación nos pueden surgir varias preguntas: ¿cómo podemos cambiar nuestra mirada?, ¿cómo encontrar el sustrato real de cada una de esas historias?, ¿en dónde debemos profundizar? Para responder a éstas y otras cuestiones y establecer un diálogo entre el universo bíblico y el del cine animado, sus alegorías y narrativas, proponemos hoy en nuestro «Librero» el texto de Imágenes de fe y esperanza (Buena Prensa, 2022) de Sergio Guzmán, S.J., un excelente apoyo para conseguir una aproximación más cercana como creyentes, más entrañable, pero sobre todo más enriquecedora.

«Guzmán nos cuenta que todas las imágenes fílmicas han entrado en diálogo con su fe, con sus propias representaciones y con todo aquello ‘que da orientación y sentido a su vida’».

Guzmán, desde su perspectiva como jesuita pero también de un profesional dedicado al análisis cinematográfico, nos acerca de manera simple, didáctica e inteligente hacia una relectura de los filmes animados, en este caso los de Pixar/Disney. Nos deja, además, muchas puertas abiertas para la reflexión, junto con otros aspectos útiles que acompañan al libro, entre ellos, el de cómo organizar un foro de discusión en torno a los elementos importantes de una película.

«Un elemento para rescatar en el texto de Sergio es cómo logra hilar lo esencial de cada filme, no a través de elaborados discursos teológicos, sino de elementos al alcance de todos y de imágenes que sabe enriquecer para nosotros».

En su introducción nuestro autor indica que desde niño creció con las películas de Disney, y que estas obras cinematográficas le «han dado qué pensar», ya que ha «descubierto en éstas valores humanos y cristianos». También ha encontrado en ellas un espíritu que le ha llevado a «creer y a esperar». Guzmán nos cuenta que todas las imágenes fílmicas han entrado en diálogo con su fe, con sus propias representaciones y con todo aquello «que da orientación y sentido a su vida». Es de ahí, desde este «sentido», añadiría yo, como el jesuita nos logra transmitir su propuesta.

Si todo es cuestión de saber detenerse y de encontrar sentido a las historias, recordemos el lenguaje bíblico y el de las parábolas de Jesús. Nos hablan del lenguaje de las cosas cotidianas: la oveja perdida, la perla escondida, etc. Por eso han permanecido, por eso las recordamos. Un elemento para rescatar en el texto de Sergio es cómo logra hilar lo esencial de cada filme, no a través de elaborados discursos teológicos, sino de elementos al alcance de todos y de imágenes que sabe enriquecer para nosotros. Un ejemplo es el relato de salvación y liberación del pueblo de Israel, del que hace un excelente paralelismo con la película de Bichos, una aventura en miniatura.

Aunque cabe decir que, más allá de este filme de insectos, el jesuita también se adentra en otras historias: Toy Story, Buscando a Nemo, Los Increíbles, por mencionar solamente algunas, y relaciona cada una de sus tramas con aspectos esenciales del cristianismo, como los talentos para la misión, el servicio a los demás o el amor, aspectos que son resaltados y utilizados como títulos para cada uno de los 14 apartados del libro.

Si saber detenerse es, como dije antes, otro aspecto para cambiar nuestra mirada frente a las películas de animación, estos 14 capítulos son una muy buena guía para ello. Su estructura fácil de seguir (y en la que intuyo hay toda una intención pedagógica del autor) nos presenta la relación entre algunos filmes con una idea similar, pero también con el Evangelio, la espiritualidad ignaciana y varios textos del Antiguo Testamento. Imágenes de fe y esperanza viene acompañado, además, de puntos para la reflexión y preguntas concretas, dirigidas a los espectadores, que seguramente después de la lectura del libro ya no verán estas películas como una mera forma de diversión.

Hace 2000 años Jesús habló en parábolas y su mensaje se sigue recordando porque sus imágenes nos son enormemente cercanas, visibles. En la actualidad la búsqueda de una oveja perdida bien puede sumarse a la de un pececito extraviado como Nemo. Gracias al autor, a su mirada detenida, a su encontrar sentido, nos llevamos, además de los «monitos», imágenes esperanzadoras en el corazón. Vale la pena seguirlo en sus hallazgos. 

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