Guerra «santa» contra Palestina 

El sábado 28 de octubre de 2023 Benjamín Netanyahu, el primer ministro de Israel, convocó a una «Guerra Santa» de aniquilación contra los palestinos de Gaza, según lo reportó el diario La Jornada. En esa convocatoria hizo una comparación con la orden que dio Samuel a Saúl para aplicar el anatema al pueblo de Amalec, que 300 años antes habían librado batalla contra Israel. Netanyahu citó el primer libro de Samuel: 

Samuel dijo a Saúl: «Yahvé me ha enviado para ungirte rey de su pueblo Israel. Escucha, pues, las palabras de Yahvé: Esto dice Yahvé Sebaot: He decidido castigar a Amalec por lo que hizo a Israel, cortándole el camino cuando subía de Egipto. Ahora, ve y castiga a Amalec, entrega al exterminio todo lo que posee. Y no tengas compasión de él; mata a hombres y mujeres, niños y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos (1 Samuel 15,1–3). 

Esto no es el único caso de genocidio en el Antiguo Testamento que motiva y entusiasma a criminales de guerra como Netanyahu. Cuando Josué conquista la Tierra Santa aplica el anatema más de 30 veces, a ciudades–estado que no se rendían a la primera, empezando con Jericó donde los israelitas masacraron a toda la población de 20 mil habitantes (Libro de Josué). En el libro de Números, Dios ordena a Moisés que ordene a Israel aplicar el anatema a Madián (Números 31). Cuando la tropa regresa al campamento Moisés se encoleriza con ellos, porque no habían matado a los niños y a las mujeres de Madián. Moisés les ordena que corrijan este error, pero hace excepción de las jóvenes de Madián que no han dormido con varón y que pueden ser repartidas como parte del botín. Esta orden de Moisés es particularmente notable, si tomamos en cuenta que Madián había acogido a Moisés cuando éste huyó de Egipto y él había escogido a una hija de Reuel de Madián como esposa, con la cual procreó un hijo (Éxodo 2). 

¿Cuál es la base histórica de estos genocidios? Pienso que los genocidios de Josué y Samuel–Saúl tienen núcleos históricos, en cambio, el de Moisés es una proyección de los autores de siglos posteriores, sin fundamento histórico en la vida de Moisés. 

En el Antiguo Testamento, Dios es un dios de venganza, de genocidio y de violencia; en cambio, en el Nuevo Testamento, el Padre de Jesús es un Dios de perdón y de no–violencia. Cuando Lucas pone en la boca Jesús, en su sermón en Nazareth, una cita de Isaías (61,1–2), omite muy intencionalmente el renglón que reza “día de venganza de nuestro Dios” (Isaías 61,2b). No hay lugar para la venganza en el mensaje de Jesús y el seguimiento de Jesús. 

¿Por qué es importante este punto? Es importante por dos razones: 

  1. En primer lugar, la propaganda atea que sale día de los grandes centros académicos de Occidente hace referencia a estos órdenes de cometer genocidios del Antiguo Testamento (y del Corán) para convencer a los lectores que la religión es un peligro que pervierte la mente de la gente y los motiva a cometer crímenes inconcebibles. Así, por ejemplo, Richard Dawking, un académico de Cambridge, cita y comenta a sus anchas el genocidio ordenado por Samuel a Saúl para argumentar que la religión es más peligrosa que una pandemia contagiosa y mortal. 
  1. En segundo lugar, nos permite comprender la «inconcebible crueldad» (palabras de Antonio Guterres, secretario general de la ONU) de Israel contra Gaza. Estas actitudes tienen raíces en el Antiguo Testamento. Pero no debemos seguir una lectura literal de la Bíblia. Hamás tiene las mismas ganas de cometer genocidio contra Israel. Todos comprendemos que un genocidio no justifica otro genocidio. 

Cuando doy Ejercicios Espirituales de ocho días siempre explico este punto en la plática sobre la visita de Jesús a Nazaret (Lucas 4), para que religiosas, sacerdotes y creyentes católicos desarrollen un sentido crítico, tanto en la lectura de ciertos pasajes del Antiguo Testamento como cuando compren y lean los libros de Dawking y otros ateos. (Por ejemplo, el pasaje de 1 Samuel 15, aunque no viene en la liturgia de la misa, sí viene en el Oficio de Lectura de la Liturgia las Horas. Conozco el caso del cuñado de una amiga mía, que se hizo ateo al leer los libros de Dawking y otros autores ateos.) 

Hoy es nuestra obligación abordar estos temas con suficiente detalle para prevenir a nuestros oyentes contra la confusión que pudiera surgir en ellos al ciertos pasajes del Antiguo Testamento y cuando compren y lean los libros de Dawking y otros ateos. 


Para saber más: 

Richard Dawking, The God Delusion (2006). 

Foto de portada: Deposit Photos

2 respuestas

  1. Ninguna matanza justifica otra matanza, el Antiguo Testamento se ha renovado en un 100/100, amar perdonando hasta las últimas consecuencias nos es enseñado por Jesús.

  2. La respuesta es muy fácil, el dios del Antiguo Testamento, no es el mismo que del Nuevo, el dios del Antiguo es Yahvé, alias Baal- Moloch, un dios tribal y satánico, como su «pueblo elegido», en cambio, el Dios de Jesús es Abba o Adan Karmón, un Dios universal y creador del mundo…..

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