Evangelio del domingo 8 de junio

«El Cristo Resucitado, en unión al Padre, sopla el Espíritu Santo sobre nosotros para que tengamos vida en Abundancia».

Junio

  • Jl 3, 1–5
  • Sal 103
  • Rom 8, 22–27
  • Jn 7, 37–39

§ El salmista nos recuerda una imagen linda y profunda sobre nuestra existencia: Dios nos creó desde el polvo y sopló sobre nosotros para que tengamos vida, pero, si Él esconde su rostro y nos retira su soplo, volvemos al polvo. Su soplo crea y renueva la faz de la tierra. Dios sopla en nuestras narices para que podamos respirar y vivir; aquí se muestra nuestra total necesidad de Dios porque, cuando nos apartamos de Él, «comenzamos a sentir que nos falta el aire» y podemos morir. Cristo el Hijo Dios se encarnó para completar esa creación, para salvarnos y reconducirnos a Dios para que podamos respirar. Pero ahora el Cristo Resucitado, en unión al Padre, sopla el Espíritu Santo sobre nosotros para que tengamos vida en Abundancia.

§ El Espíritu de Dios transforma nuestros corazones en habitación del Padre y del Hijo. Para ser habitación de Dios necesitamos que nuestros corazones estén en buenas condiciones para «bombear el amor» y reconciliarnos para amar. La experiencia del Espíritu nos lleva a vivir nuestro relacionamiento con la Trinidad y con la comunidad de fe para que seamos un solo cuerpo.

§ El Espíritu Santo nos capacita para la misión, nos da los dones para compartir. Los dones son muchos, pero es un mismo Espíritu.§ Esta desafiadora tarea de continuar con la misión de Jesús de la instauración del Reino de Dios sólo la podremos hacer porque seremos bautizados en el Espíritu Santo.

El Espíritu nos hace capaces de entendernos al hablar un mismo lenguaje, el del amor, y nos capacita para ser una Iglesia en salida, así como misioneros de la esperanza en este mundo sufriente.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados