«No está lejos de aquellos que lo buscan».
JULIO
Domingo 2
- 2 Re 4, 8–11.14–16.
- Salmo 88.
- Romanos 6, 3–4. 8–11.
- Mt 10, 37–42.
§ Dios no ha querido actuar por encima ni por fuera de nuestra historia, aunque esté llena de complicaciones, dificultades y dolores. Por el contrario, se ha acercado hasta compartir nuestra vida en toda su profundidad.
§ Su acercamiento pide que nos dejemos transformar íntimamente para reconocer su presencia en sus enviados, los pobres y los pequeños, descubriendo en sus deseos y necesidades la gracia que nos abre a esa transformación.
§ Así, somos llevados a participar de la misma vida de Dios, pura generosidad, que es capaz de transformarnos en miembros de un solo pueblo y de convertir, con nuestro propio trabajo y amor, el mundo en un verdadero hogar para todas las personas.
«No está lejos de aquellos que lo buscan», decía el Salmo como promesa, y hoy el Evangelio y el recuerdo de Eliseo nos lo hace presente en sus enviados. Son ellos, los que se acercan a nosotros con su pobreza y esperanza, los que nos dejan conocer el verdadero rostro y proyecto de Dios: convertirnos a nosotros en ocasión de gracia y de compromiso con el dolor, la necesidad y la esperanza de nuestros hermanos y hermanas, para que se forme la verdadera familia humana, el verdadero pueblo y un mundo que sí pueda ser verdaderamente hogar para todas las criaturas.