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Evangelio del domingo 19 de marzo

«El Señor es mi pastor, nada me faltará»

MARZO

Domingo 19

Cuarto de Cuaresma

  • 1 Sam 16, 1. 6-7. 10-13
  • Sal 22
  • Ef 5, 8-14
  • Jn 9, 1-41

§ La lectura del libro de Samuel presenta el modo en que Yahveh escoge a David como rey para su pueblo, bajo el único criterio de conocer su corazón. Quizá no era quien tenía más presencia de rey, según los parámetros convencionales, pero era a quien el Señor quería. Muchas veces nuestras categorías limitadas no nos dejan ver la acción de Dios, siempre desbordante e ilimitada, en el mundo.

§ En la Carta a los Efesios se encuentra una imagen potente: la relación entre la luz y la oscuridad. Los discípulos de Jesucristo (los de ayer y los de hoy) han dejado de estar en tinieblas porque han estado en contacto directo con Él. Después del encuentro con el Señor, uno sólo puede estar tocado por la luz, pero ésta no puede alumbrar sino está conectada a su fuente de energía. El cristiano puede dar luz donde hay sombra, sólo puede ser verdad y justicia donde hay mentira e injusticia. Esto sólo si permanece unido al Señor, que es su fuente.

§ En el Evangelio, Jesús confronta a los fariseos por su gesto misericordioso de devolverle la vista al ciego de nacimiento. Esto que debería ser un signo de alegría y de presencia de Dios para todos, se convierte en un signo de contradicción y en excusa de persecución. Quienes deben tener la luz para ver más, se han desconectado de la fuente primera del Señor, por eso no alcanzan a ver el milagro, sino sólo un impedimento. El ciego, en cambio, acostumbrado a ver la oscuridad, identifica de inmediato dónde está la luz. Que el Señor nos libre de sentirnos acabados en nuestro camino de fe, de sentirnos que tenemos la verdad o que somos los buenos.

Qué fácil es mirar el mundo desde nuestros ojos, pero tenemos el privilegio de ver el mundo como Dios lo ve; sólo debemos ser realmente humildes y disponibles al encuentro con Él, a hacer unidad en Él. San Alberto Hurtado se preguntaba: ¿qué haría Cristo en mi lugar? Nosotros podríamos preguntarnos ¿Cómo está viendo Dios mi propia vida, mi país, este presente mundial que vivimos?

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