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Evangelio del domingo 6 de agosto

«Jesús multiplica los panes»

AGOSTO

Domingo 6

  • Is 55 1–3.
  • Salmo 144.
  • Rom 8, 35.37–39.
  • Mt 14, 13–21.

§ Conocemos la frustración de los discípulos en la muerte de Juan. Tanto esfuerzo, tanto trabajo de esta persona admirable, que parece ahora tirado a la basura, pues se ha impuesto la condena del violento como si fuera la única ley que vale en el mundo.

§ Puede entonces sorprendernos, como a ellos, la confianza de Jesús, «denles ustedes de comer», cuando tenemos algo, muy poco, y apenas nos sostenemos.

§ Abrimos, sin embargo, nuestra mano, imitando el gesto generoso del Creador que nos da a su Hijo y en Él todo lo que tiene, y descubrimos el milagro de la comunión; alcanza y sobra, porque nadie puede quitarnos la verdad de lo que somos: somos sus hijos e hijas, hermanos y hermanas de Jesús, los que vienen y hacen lo que hace su Padre, su Creador.

¿Dónde quedan las esperanzas cuando la violencia aplasta al hombre o a la mujer buenos? Juan, como la activista Bertha Cáceres, como Monseñor Óscar Romero, como tantos y tantas, aplastado por la mano de algún Herodes, parece dejarnos sin fuerzas para levantar la mano y seguir buscando la justicia y el mundo bueno que ellas y ellos buscaban. Nos sorprende, entonces, Jesús con su confianza. No está ciego y siente con nosotros el dolor de esa violencia. Pero reconoce la bondad del Padre, que no nos ha hecho para el miedo y la desesperanza, sino que nos ha mostrado el camino de la generosidad y de la entrega, al grado de unir, en su Hijo, su propia vida con la nuestra. Nadie puede ahora quitarnos lo que nuestra generosidad, al modo de la suya, puede hacer: que todo alcance, que el hambre se sacie y que se inaugure una nueva mesa para todas y todos, una nueva tierra.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán
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