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El islam: una invitación a conocernos a profundidad

Entrevista a Amina Louahabi Pulido

Amina es una joven musulmana y mexicana que participa activamente en la vida de su comunidad. Es fundadora y directora del Liceo Árabe Mexicano, escuela de idiomas, así como de la empresa de traducción e interpretación, International Linguistic Communication, que acompaña a refugiados en sus procesos legales.

A pesar de ser minoría en nuestro país, el islam está creciendo cada vez más gracias a las personas que se interesan por esta tradición. Estamos a tiempo para generar una auténtica cultura de diálogo interreligioso, por lo que deseo que esta entrevista aporte para caminar en esa dirección.

ELÍAS GONZÁLEZ GÓMEZ (EGG): Cuéntanos de ti, en tus propios términos.

AMINA LOUAHABI PULIDO (ALP): Me llamo Amina Louahabi Pulido. Tengo 28 años, soy licenciada en Educación e Innovación Pedagógica. Soy musulmana de nacimiento y mexicana. Mi familia conoce el islam por medio de mi padre, que era marroquí e imán, y uno de los líderes de la comunidad musulmana en México. Fue fundador del Centro Educativo de la Comunidad Musulmana. Por medio de él aprendimos lo que es el islam. Yo lo practico por convicción, no solamente por tradición.

Soy madre de un pequeño de tres años. Soy maestra, enseño inglés. Tengo un instituto de idiomas, el Liceo Árabe Mexicano, el cual lleva operando ya tres años. También gestiono una empresa de traducción e interpretación llamada International Linguistic Communication, en donde trabajamos directamente con el gobierno, apoyando a refugiados, a reclusos y a víctimas, principalmente extranjeros, para que su caso llegue ante un juez y se les proporcionen servicios de traducción que faciliten sus procesos.

Foto: © Amina Louahabi Pulido

EGG: El islam es una de las tradiciones de las que todo mundo se siente con el derecho a opinar, pero que aún se desconoce.
¿Podrías compartirnos un poco de tu fe? ¿Qué es lo que te mueve del islam?

ALP: Hay muchos conceptos estereotipados. Creo que algo importante de conocer con respecto al islam, en un contexto como el de México, es que el profeta Muhammad, la paz sea con él, viene a dar el mismo mensaje de Jesús, que es el de adorar a un solo Dios. Nuestro Dios es el mismo Dios. Sí hay una diferencia en cuanto al concepto de la Trinidad, pues nosotros no concebimos que Jesús sea Dios, pero es el mismo creador al que nosotros adoramos y en el que también creemos.

«Nuestro Dios es el mismo Dios. Sí hay una diferencia en cuanto al concepto de Trinidad […], pero es el mismo creador».

Es importante porque, en principio, se cree que en el islam adoramos a un ser muy distinto, muy diferente, y de hecho hay mucha gente que no sabe que creemos en Jesús, en María. No sabe que creemos en David, en Moisés, en Salomón, quienes dieron el mismo mensaje de creer en un solo Dios. El profeta Muhammad, la paz sea con él, reafirma lo mismo que los profetas que le antecedieron.

Nosotros no adoramos a la luna o a un ser vengativo o enojado, como normalmente se proyecta. Creemos que Dios es justo; pero que un Dios haga justicia no significa que sea un Dios vengativo, enojado, o ese concepto de ira con el que se le relaciona. Realmente hay mucho en lo que convergemos con el cristianismo. Tenemos muchas más similitudes que diferencias, pero suelen acentuarse más las últimas.

EGG: Siguiendo por esa misma línea, ¿cómo se experimenta el ser musulmana en México? ¿Existe una diferencia entre quienes ya nacieron musulmanes en México y entre quienes abrazan la fe?

ALP: Creo que es una pregunta un poco complicada de contestar en estos momentos porque, como es una religión que apenas está floreciendo en México, puedo decirte que sí estamos pasando por una crisis de identidad. Los musulmanes mexicanos que abrazan el islam tienen la idea de que todo esto es muy de Medio Oriente, entonces empiezan a cambiarse hasta los nombres. Tienen unos muy bonitos, mexicanos, muy de aquí, que no tendrían necesidad de modificarse, pero sienten que si no adoptan un nombre árabe no están cumpliendo. El profeta Muhammad, la paz sea con él, no solía cambiar los nombres de las personas que abrazaban el islam, a menos que éstos tuvieran un conflicto con su mensaje.

Otro ejemplo de la cultura es el de las bodas. En Turquía, donde hay mayoría musulmana, las mujeres se casan con vestido rojo. En México se acostumbra que quieran casarse así, pero pueden hacerlo perfectamente con su ropa típica mexicana, que no contradice al islam.

No se sabe diferenciar entre qué es lo que tengo que cambiar como musulmana y qué es lo que tengo que mantener como mexicana. Ésta es una de las experiencias y reflexiones que comparto. Todavía no se tiene una identidad concreta de musulmana mexicana, pero eso se trabaja por generaciones. Los musulmanes mexicanos somos prácticamente un punto, por lo que cada uno lo vive desde su propia piel. Estamos muy dispersos como para decir «somos así». Cada quien tiene sus obstáculos. Yo puedo decir que mi experiencia como mexicana musulmana es muy gratificante, me encanta ser ambas. En general me he sentido aceptada. La sociedad mexicana nos ha abierto las puertas.

EGG: En el caso de la confusión o igualación entre musulmán y árabe, ¿qué nos puedes decir? ¿Una persona puede abrazar el islam y no tener que renunciar a su cultura, a ciertas tradiciones que no contradigan la fe?

ALP: Ninguna cultura se compara con la cultura genuinamente islámica. No hay que confundir la cultura de cualquier país con el islam. En algunos países, por ejemplo, la mujer divorciada siempre tiene la culpa. ¿Esto es algo del islam o de la cultura del país? El profeta Muhammad, la paz sea con él, se casó con mujeres divorciadas, y para nosotros él fue el mejor de la creación. El trato que tuvo con ellas y con las viudas fue muy distinto a cómo algunos países las tratan actualmente.

Por otro lado, al ser una religión muy apegada y presente en nuestro día a día, lo que hace un musulmán está definido por el islam. Pero muchas veces sucede todo lo contrario, pues incluso los no musulmanes tienen actitudes que el mismo islam ordena; o sea, tienen mejores modales que ellos mismos, y eso se da por la cultura y la forma en la que los criaron.

En el Corán se habla sobre cómo el ser humano es destructivo en relación con la naturaleza, y países musulmanes son de los que más contaminan. Entonces, ¿qué está pasando?, ¿por qué no estamos asimilando la cultura en la que Dios hace énfasis? A veces la dejamos de lado para, más bien, tomar rasgos culturales que no tienen nada que ver el islam. Todo lo que es cultural y religioso llega a confundirse muchísimo. Yo, por ejemplo, utilizo un velo. Lo que yo haga o deje de hacer mientras lo utilizo representará, o por lo menos para la gente, lo que es o no el islam. Esto puede ser desafortunado, o no, porque mis aciertos hablarán del islam de la misma forma que mis desaciertos, por eso tengo mucha responsabilidad con el velo.

EGG: En el ámbito interreligioso, ¿qué invitación le harías a las personas que leerán esta entrevista?

ALP: La invitación sería a conocer más las similitudes; qué es aquello que nos une más. Siempre habrá diferencias, pero no hay que acentuarlas tanto. Esto nos impide entender a profundidad qué es lo que la otra persona cree o está pensando.

Por supuesto, también está la invitación a la mezquita. Todas las personas que lleguen a leer este artículo están invitadas para atender el sermón de las 2 de la tarde del viernes; ahí podrán darse cuenta de los puntos de convergencia, así como de cuáles son nuestras diferencias, que no necesariamente son malas. Éstas no están ahí para crear guerras, sino para observar diferentes aspectos y tonalidades que deben unirnos y no distanciarnos; son una pluralidad que nos embellece. Están invitados a ambas mezquitas, una se encuentra en Polanco y otra en Aragón, en Ciudad de México. Pueden sumarse a las actividades, están abiertas para todo público. 

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